Registra vestigios del Camino Real y primer tren porfiriano en Campeche

Diversas modificaciones del paisaje en la región campechana, que datan del periodo novohispano y de los siglos XIX y XX, se registraron durante las tareas de salvamento arqueológico desarrolladas por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), durante la construcción del Tramo 2 del Tren Maya, el cual comprende una distancia de 235 kilómetros entre las poblaciones de Escárcega y Calkiní.

 

El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, informó sobre estos hallazgos durante su participación en la conferencia matutina del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, donde estudiantes de la carrera de Ingeniería Ferroviaria del Instituto Politécnico Nacional, tuvieron la oportunidad de escuchar los avances en dicho ramal.

 

Detalló que se descubrieron vestigios del Camino Real, el cual unía las ciudades de Campeche y Mérida, caso de un leguario (monumento de mampostería que marcaban las leguas); del primer ferrocarril de vapor en el gobierno de Porfirio Díaz, cuyo trazo se vinculaba a las haciendas henequeneras del norte de Campeche; y de la infraestructura edificada en el siglo XX, a partir del mandato del presidente Lázaro Cárdenas del Río.

 

El antropólogo señaló que, como resultado de los esfuerzos conjuntos entre la Secretaría de Cultura federal, a través del INAH, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo y otras entidades gubernamentales, con el apoyo del consorcio Carso, se ha llevado a cabo un rescate pormenorizado de toda esta evidencia material, por lo que “es falso, como han asegurado algunos medios, que haya alguna clase de destrucción del patrimonio histórico o cultural”.

 

En ese sentido, el antropólogo aseguró que, dada su importancia para la investigación científica, se logró la preservación de ocho zonas de monumentos, y otros hallazgos significativos tuvieron lugar en las ciudades mayas de Cansacbé, Calakmul de Tenabo, Sacamukuy, Pocboc y un sitio identificado y registrado por vez primera: Santa Cruz N., del que no se citó su localización para su salvaguardia.

“El trabajo exhaustivo de diversos especialistas se refleja en el volumen de datos e información procesada. Se revisaron 11,770 hectáreas mediante tecnología LiDAR y se prospectaron 2,570 hectáreas.

 

“Asimismo, se recorrieron y documentaron 235.4 kilómetros, para cumplir con la normatividad del INAH. En este proceso, se intervinieron 1,032 monumentos inmuebles y se atendieron 2,454 casos de geotecnia, coadyuvando al estudio de las condiciones del suelo para la construcción de la vía férrea y asegurar la preservación de los sitios arqueológicos”.

 

De manera paralela –continuó Prieto Hernández–, se trabajó en 309 bancos de materiales y otras obras complementarias. Fueron procesadas más de 296,000 imágenes mediante fotogrametría, se realizaron 3,900 horas de vuelos de dron y se registraron alrededor de 178,000 puntos topográficos. A su vez, se dibujaron más de 270,000 metros cuadrados y 18,000 metros lineales, y en geomática, se registraron 103,000 puntos en el Sistema de Información Geográfica.

 

El titular del INAH también destacó los alcances del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) en los sitios de Edzná y Xcalumkín, donde se realizaron trabajos de conservación en prácticamente la totalidad de los edificios excavados en años anteriores, y se exploraron y restauraron nuevas estructuras que permitieron ampliar las áreas abiertas a la visita pública.

 

Es así como, hace unas semanas, se inauguró el Museo de Sitio de Edzná, el cual no solo alberga monumentos esculpidos, como una docena de estelas, sino que ofrece una visión renovada de su historia prehispánica. También, se edifican dos Centros de Atención a Visitantes (Catvi), que permitirán ofrecer servicios complementarios, así como vincular a las zonas arqueológicas con sus comunidades vecinas.

 

En conjunto, concluyó Diego Prieto Hernández, estos esfuerzos demostraron un compromiso profundo con la conservación del patrimonio cultural y natural, asegurando que avance la construcción del Tren Maya, tanto en términos de infraestructura moderna, como en la preservación y respeto por la historia rica de Campeche.

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