¡Qué gran maestro fuiste, Walt Disney!
Por Ameyalli Valentín Sosa
Hablar de Disney siempre es complicado pues hablar de la compañía es hablar de unos de los monstruos más grandes del entrenamiento en el mundo y de una de las compañías más poderosas del mundo. El impacto que ha tenido esta industria en la sociedad contemporánea es indudable y por tanto necesario en la discusión y aunque mucho se puede decir al respecto, una lectura crítica y siempre obligada es la construcción de la imagen de las mujeres en ella.
Ahora, ¿cuál es la relación entre una cosa y la otra? Porque no hay que olvidar que el cine no es neutral, siempre es producto de condiciones sociales e históricas específicas, se crea desde una mirada para encontrar en su receptor alguien que lo mire. En un lenguaje un poco más enrevesado recordemos lo que dice el filósofo francés Michel Foucault en relación a la producción de discursos: “En toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad”.
Ahora, ¿qué pasa con Disney y sus películas? Se entiende que muchos de los largometrajes clásicos fueron producidos hace varias ya décadas, Blancanieves por ejemplo está cerca de cumplir 90 años, pero desde una mirada crítica hay que entender que son imágenes que se siguen consumiendo y reproduciendo diariamente y que en muchos de los largometrajes se reflejan y perpetúan estereotipos machistas contra nosotras.
Un primer punto es la construcción de la figura de la princesa rescatada. ¿Cuántas de nosotras no hemos visto escenas donde el príncipe tiene que rescatar a la princesa? La mayoría de las veces las princesas tienen que mantenerse bellas, educadas mientras esperan la llegada de su príncipe. ¿Ejemplos? Blancanieves, Aurora y el ejemplo más drástico es el de Ariel quien fue capaz de sacrificar su cuerpo al cambiar su voz para intentar conquistar al hombre que vio una vez en su vida.
Un segundo punto es que pareciera que en muchos de los largometrajes de la empresa del ratón la belleza es el ideal máximo al que aspiramos las mujeres. ¿Recuerdan la razón por la cual la madrastra de Blancanieves fue capaz de matar a una mujer? Por querer ser la mujer más bella del reino. ¿Recordamos los dones que le dan las hadas a Aurora? La belleza y una melodiosa voz.
Un punto también es la división del trabajo. ¿Recordamos como Blancanieves limpia la casa de los siete enanitos porque esos siete hombres pequeños no son capaces de ordenar, limpiar su hogar? O el caso de Wendy quien siendo una niña tiene que hacerse cargo de todos los niños en el País de Nunca Jamás y de Peter Pan.
Los ejemplos seguirían y seguirían pero el poema de la poeta Marta Fornes “Se acabó tu historia” presentado en 2018 en el Kaf Café de Valencia el cual le permitió ganar el poetry slam lo ilustra de manera magistral. Cito una pequeña parte:
Tú me enseñaste a odiar,
a ver a las otras chicas como enemigas.
Me enseñaste a rivalizar incluso con mis hermanas.
Tú me enseñaste qué hacer para contentar a un hombre
porque el amor, así con mayúsculas,
es a lo máximo a lo que aspiro.
Tú me enseñaste que las mujeres debemos elegir
entre sumisa o bruja.
¿Pero por qué hablar de Disney en este momento? Porque bien pareciera que los modelos femeninos han cambiado en los últimos años, por ejemplo: Lilo & Stitch cambió por completo la estética femenina de las mujeres y reivindica el amor entre hermanas y mujeres, el caso de Brave que entre muchas cosas narra la historia de una joven con la decisión de tomar su vida en sus manos, de romper con tradiciones machistas y la importancia de la reconciliación de las mujeres que nos anteceden. Finalmente y porque está en boca de todos en los últimos días el nuevo largometraje Turning red el cual rompe con tabúes como la menstruación y los procesos emocionales de las niñas en sus núcleos familiares.
Finalmente, hay que tener claro que esta apropiación de historias puede responder a muchos temas, como la apropiación de narraciones con fines de consumo, venta y marketing. Sin embargo, lo que es verdaderamente aplaudible es reconocer el cambio de los discursos en los grandes discursos, definitivamente a consecuencia de los cambios en los valores en nuestra sociedad y de la visibilización de los problemas que han enunciado las luchas sociales de las mujeres en las últimas décadas.
Politóloga- UNAM
Twitter: @AmeValentinS