Covid-19: La vacuna contra el desempleo, ¿para cuándo?
La incertidumbre es un sentimiento que ha invadido a la humanidad en los últimos ocho meses, debido a la pandemia por Covid-19. Muchas personas presentan angustia al no saber qué pasará, si alguien de su familia se contagiará, etc. Esta sensación de desconocimiento ha sumido a la humanidad en una crisis emocional que se suma a una crisis económica y de desempleo.
En México han pasado casi siete meses desde que se detectó el primer caso de Covid-19, lo que trajo diversas consecuencias, entre ellas, el famoso “quédate en casa”; esto acarreó como consecuencia que actividades económicas, sociales, educativas, entre otras; se suspendieran para intentar evitar la proliferación de esta enfermedad.
La empleabilidad es uno de los sectores más afectados debido al confinamiento, ya que miles de empresas tuvieron que hacer recorte de personal, incluso algunas, tuvieron que cerrar y, por ende, quebraron.
La generación y la pérdida de empleos es un tema en la mesa de todos los gobiernos y en nuestro país se suma el hecho de que al inicio de la pandemia se tenía el registro más alto de subocupación en ocho años, esto es que, antes de las acciones de distanciamiento social en el país, había más de 5.3 millones de personas que necesitaban un segundo empleo o más horas de trabajo para lograr cubrir sus necesidades básicas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cerca de millón 976 mil 60 personas no tuvieron empleo durante los primeros tres meses de 2020, previo a la crisis por Covid-19. La cifra de desempleados al cierre del primer trimestre de 2020 es de apenas 89 mil personas más, en comparación con el mismo periodo de 2019, es decir, la cifra de desempleados equivale al 3.5% de la Población Económicamente Activa (PEA).
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), hasta finales del mes de julio sumaban más de 15.7 millones de adultos sin empleo a causa de la pandemia; además, se estima que hay 13.6 millones de personas “no ocupadas” con disponibilidad para trabajar, pero que no buscan un empleo de manera activa. Al sumar estos datos con la población económicamente activa desocupada, la cifra total da 15.7 millones.
De los 13.6 millones de personas “no ocupadas”, 11.9 millones perdieron su trabajo a causa de la pandemia y sólo 42.3% cree que regresará a su trabajo al terminar la contingencia sanitaria, se podría decir que en 30.4% de los hogares algún integrante perdió su trabajo como consecuencia de la crisis sanitaria; mientras que en 65.1% de las viviendas los ingresos han disminuido durante la contingencia. En cuanto a las personas que han conservado su empleo, el 23.5% ha trabajado desde casa.
Instituciones como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han pronosticado una caída en la generación de empleos en México con el 1% en 2020 y avanzará a 1.8% en 2021, si el país enfrenta un segundo brote de Covid-19 este mismo año.
Se estima que la crisis de desempleo afecta considerablemente a las mujeres trabajadoras informales, mayoritariamente, en puestos de medio tiempo o trabajos temporales, quienes han perdido su sustento de vida de forma casi inmediata, sin ninguna red o posibilidad de sustituir sus ingresos diarios.
De acuerdo con el INEGI, el 47% del sector comercial está integrado por mujeres, mientras que la participación femenina en servicios es del 46%, de modo que, su participación es dominante en el sector de Comercio y Servicios, por tanto, cualquier repercusión que se tenga debido a la crisis por Covid-19 afectará directamente a las mujeres y sus familias.
CMT ante la pandemia
Para superar estas circunstancias, Congregación Mariana Trinitaria (CMT) es consciente de que, ante esta situación, debe actuarse con serenidad, disciplina individual y colectiva; por lo que desde el inicio de esta pandemia del Covid-19 ha trazado tres rutas, alineadas a su propio Ecosistema de Bienestar y que buscan mejorar la calidad de vida de las personas.
Por ello, CMT ha impulsado una cadena de suministros y garantía de abasto, mediante la corresponsabilidad entre los gobiernos estatales y municipales, a fin de facilitar la adquisición de productos de la canasta básica, de higiene personal y de limpieza a través de subsidios económicos que contribuyan a la optimización del gasto en la economía familiar, incidiendo de esta manera en el ahorro directo que se refleja en una mejor calidad de vida.
Asimismo, ha buscado la reactivación de la economía comunitaria, con lo que se busca disminuir carencias sociales, desarrollo integral de la persona, fortalecimiento de la familia y generación de ingreso suficiente para el hogar con la implementación de subsidios para capital y herramientas de trabajo, estímulos económicos y atención en servicios de salud (telemedicina); que ayuden a mejorar las capacidades laborales, integración familiar y células productivas familiares o comunitarias.
Además, ha promovido el ahorro e inclusión financiera para fines productivos (urbanos, rurales y migrantes), al cual se vincula el sistema financiero formal para lograr la inclusión social comunitaria, que haya un sistema de pagos electrónicos que no cobre cada que una persona acuda a disponer de su dinero, además de aumentar el número de sitios financieros.
De esta manera, Congregación Mariana Trinitaria busca apoyar a la población y los gobiernos de los tres niveles para mitigar el impacto que está generando la Covid-19, siempre con los valores de solidaridad, respeto, justicia social, igualdad, dignidad humana, participación y colaboración, independencia y sostenibilidad; valores que la han distinguido durante 23 años de existencia.