Proselitismo en plena emergencia sanitaria
Por Cristian Salazar
De acuerdo al Panorama Epidemiológico de Enfermedad Respiratoria por COVID-19 en el estado de Oaxaca, al 25 de octubre, en la entidad se registran 619 casos activos del nuevo coronavirus, con esto se mantiene la tendencia a la baja. Aunque se ha anunciado que Oaxaca vuelve a semáforo amarillo, es latente el riesgo de que exista un repunte en el número de contagios, como ha ocurrido en otras partes del mundo y que obliga a retornar al confinamiento.
Frente a la alta probabilidad de que ocurra una segunda ola de contagios, las autoridades sanitarias llaman a la población a continuar cuidándose, mantener la sana distancia, lavarse constantemente las manos, usar cubrebocas, etc. A pesar de que estos llamados son repetitivos, hay actores de la sociedad que los desatienden y, con ello, ponen en peligro la salud y vida de población.
Los actores políticos se encuentran entre las principales figuras de la desobediencia, pues si antes rompían las reglas para impulsar su nombre y hacerse de un cargo, la emergencia sanitaria parece no impedir sus ambiciones. Para constatar lo que se dice basta con echarle un ojo a las redes sociales, donde somos bombardeados con publicidad de senadores, diputados, supuestas asociaciones civiles, entre otros, que muestran cómo continúan realizando actos masivos o entregando artículos de primera necesidad. En ambos casos se trata de proselitismo y las autoridades electorales, tanto a nivel local como federal, han advertido que podrían terminar en sanciones.
En abril, el Consejo General del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO) exhortó a los actores políticos a abstenerse de realizar actos de proselitismo hacia la ciudadanía mediante la entrega de productos básicos o de salud que contengan propaganda electoral, la cual implique utilización de nombres, colores, imágenes, sonidos o cualquier distintivo que haga alusión a personas, asociaciones, sociedades, empresas, sindicatos, confederaciones, administraciones municipales o partidos políticos; así como cualquier acto relacionado con la promoción personalizada en medios de comunicación y redes sociales a propósito de la contingencia sanitaria por la propagación del COVID-19. En caso de incurrir en estas prácticas, los actores políticos podrían ser acreedores a sanciones que van desde la amonestación hasta la cancelación del registro como partido local o la pérdida del registro de la candidatura para ciudadanas y ciudadanos que pretenden acceder a un cargo de elección popular.
Por su parte, en el mes de mayo, el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, dio a conocer que el órgano electoral investigará todas aquellas acciones de promoción personalizada bajo el pretexto de ayudar a la población más vulnerable. Además, señaló que “lucrar políticamente con la emergencia sanitaria es un acto de deslealtad con la democracia, violatoria de nuestras leyes”.
Quienes aspirar a ocupar un cargo de elección popular deberían ser referentes en el cumplimiento de las indicaciones sanitarias, sin embargo, ocurre lo contrario. No son pocos los diputados, senadores, presidentes municipales, entre otros, a quienes se les ha visto en actos masivos sin cubrebocas, rompiendo la sana distancia, entregando apoyos en los que se promocionan, etc. A diferencia de estos actores políticos, la mayoría de la población no cuenta con los medios ni los recursos para enfrentar las complicaciones que conlleva contagiarse del nuevo coronavirus.
Hay personas que creen que la sociedad saldrá de esta crisis siendo otra, con mayor conciencia y compromiso por cambiar las cosas. No obstante, esto no aplica en la clase política, pues sigue siendo la misma: ambiciosa e irresponsable. Evitemos ser como ellos, la emergencia sanitaria nos exige ser empáticos y responsables con demás; sigamos las indicaciones de las autoridades sanitarias.
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