Apoya Congregación Mariana Trinitaria al futuro de las ciudades sostenibles

Desde el año 1994, tras la aprobación de la “Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad” en la ciudad Aalborg, Dinamarca, se insta a gobiernos a desarrollar planes de acción a largo plazo hacia la sostenibilidad en ciudades europeas; de este modo, ha tomado fuerza la idea de que más ciudades en el mundo se unan a estas acciones, a fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Una ciudad sostenible se define como aquella que ofrece calidad de vida a sus habitantes sin poner en riesgo los recursos, ya que vela, también, por el bienestar de la humanidad futura y procura la justicia social. Esto forma parte de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

En las últimas décadas, la superpoblación, el consumo desmedido de recursos naturales como el agua, la contaminación y la desigualdad social; entre otros, han impulsado la aparición de las denominadas “ciudades sostenibles”.

¿Por qué urgen las ciudades sostenibles?

Debido al aumento de la migración hacia las grandes metrópolis, los gobiernos se han visto rebasados al gestionar los recursos para satisfacer las necesidades básicas de los millones de pobladores. Por ello, el objetivo de estas ciudades sostenibles es reforzar el compromiso para el cuidado del medio ambiente y el bienestar de quienes las habitan, garantizando que en un futuro podrán contar con servicios básicos, recursos naturales y un consumo razonado.

La sostenibilidad ha sido un concepto que se ha posicionado en los últimos años; es muestra de la preocupación por concientizar acerca de las formas en que consumimos los recursos, en la que se maneja la economía mundial y en cómo cuidamos del entorno. Con este concepto se busca reorientar actividades productivas y humanas de modo que los elementos del ecosistema existan en equilibrio y así como se tomen, se regeneren y recuperen.

Pero, en sí, ¿cuáles son los objetivos de una ciudad sostenible? De acuerdo con el texto “Ciudades sostenibles en México: una propuesta conceptual y operativa”, éstas buscan reducir los índices de pobreza y desigualdad, el uso adecuado de recursos naturales, promover economías basadas en bajo consumo de carbono e incrementar las oportunidades de desarrollo urbano; para ello, se requieren de políticas incluyentes, mayor control en los usos de suelo, finanzas sólidas y una normatividad urbana – metropolitana.

Contribuciones de CMT entorno a las ciudades sostenibles

Para que una ciudad sea considerada como sostenible, debe cumplir con ciertas medidas, tales como:

• Acceso a recursos públicos básicos: garantizar a sus habitantes una educación de calidad, centros de salud adecuados, transporte público accesible e incluyente, servicio de recolección de basuras, seguridad y buena calidad del aire.
• Renovación urbana: adaptación de calles, plazas, parques y del espacio urbano en general, incluyendo, la conservación del patrimonio cultural y su incorporación a la ciudad moderna.
• Reducción de emisiones de CO2: uso de energías renovables, medios alternativos de transporte (bicicletas, trenes y autobuses eléctricos, etc.) y la adaptación de viviendas que promuevan el ahorro de agua y de energía.
• Favorecer el Comercio Justo: impulsan modelos de comercio justo que fomenten la compra local y las redes de personas productoras respetuosas con el medio ambiente.
• Triple fórmula: reducir, reutilizar y reciclar; con esto se genera conciencia sobre la importancia del reciclaje y el consumo responsable para evitar el uso desmedido de los recursos naturales y dar pie a la creación de redes de solidaridad entre los habitantes.

Congregación Mariana Trinitaria (CMT) ha impulsado acciones que pueden contribuir a lograr ciudades sostenibles, por ejemplo, a través de la cadena de energía del Ecosistema de Bienestar CMT, propone el uso de ecotecnologías como calentadores y paneles solares, cuyo uso, además de apoyar la economía familiar, tiene un impacto directo en la diminución de emisiones de CO2. De acuerdo con Naciones Unidas, calentar el agua representa el 30% de dichas emisiones, así, el uso de un calentador solar puede reducir en más de un 20% la producción de CO2.

Aunado a esto, mediante la cadena de agua, propone sistemas de captación de agua pluvial. En las grandes urbes como la Ciudad de México, estos sistemas impactan directamente en la disminución de inundaciones, recuperación de mantos acuíferos, menos gasto de energía e independencia de agua hasta por 6 meses.

Asimismo, CMT fomenta el comercio justo a través de la cadena de inclusión productiva y financiera con proyectos de huertos de traspatio o huertos urbanos, que además de favorecer un consumo consciente y saludable de alimentos, impulsa el comercio local, lo que contribuye a generar comunidades más fuertes, al tiempo de fortalecer la economía comunitaria.

Se puede decir que las ciudades sostenibles buscan una urbanización inclusiva y con la capacidad de planificar y gestionar la participación e integración de los asentamientos humanos. Es tiempo de redoblar esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural para proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, en particular, para mujeres, niños, personas de la tercera edad y personas con discapacidad; así como apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales a favor del desarrollo nacional y regional.

DATOS

La Carta de Aalborg fue firmada inicialmente por 80 autoridades locales europeas y 253 representantes de organismos internacionales, gobiernos nacionales, instituciones científicas, consultores y particulares.

La mitad de la humanidad, tres mil 500 millones de personas, vive hoy en día en las ciudades y se prevé que esta cifra aumentará a cinco mil millones para el año 2030.

El 95% de la expansión de los terrenos urbanos en las próximas décadas tendrá lugar en el mundo en desarrollo.

Las ciudades del mundo ocupan solo el 3% de la tierra, pero representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono.

La rápida urbanización está ejerciendo presión sobre los suministros de agua dulce, las aguas residuales, el entorno de vida y la salud pública.