Analizan la simbología detrás de la orfebrería prehispánica colombiana
• Las culturas precolombinas dotaron al oro de vastos significados que sirven como testimonio de su cosmovisión y riqueza cultural
Entre los metales utilizados durante la era precolombina, el oro tuvo un papel preponderante en la fabricación de ornamentos y otros objetos de uso ritual. El estudio de su significado fue el tema central de la conferencia Simbolismo de la orfebrería prehispánica de Colombia, impartida por la exdirectora del Museo del Oro del Banco de Colombia, Clemencia Plazas de Nieto, como parte del ciclo “La arqueología hoy”, de El Colegio Nacional.
En la actividad, coordinada por el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Leonardo López Luján, la panelista resaltó la diferencia de visiones entre los pueblos amerindios y los europeos con relación al valor del oro en sus sociedades; mientras que los primeros utilizaron el metal para expresar su entendimiento sobre el mundo circundante y poner de manifiesto sus creencias, los habitantes del Viejo Continente le dieron un valor meramente comercial.
Al respecto, recordó una cita de la académica del Instituto de Tecnología de Massachusetts, Heather Lechtman, quien apuntó que: “los amerindios utilizaron los metales con propósitos simbólicos, y los europeos los desarrollaron para la guerra y el progreso”.
Aunque el diseño y estilo de la orfebrería varía de acuerdo a cada región de América, Plazas de Nieto, quien por 10 años dirigió el referido recinto museístico colombiano, especificó que hay elementos comunes como son: la fertilidad, el equilibrio entre dos fuerzas opuestas o la atribución de características y cualidades animales al ser humano, los cuales dan testimonio de una cosmogonía compartida.
De acuerdo con la experta en arqueología y museografía, el tema principal de la orfebrería precolombina es la transformación, pues en muchos objetos -como los más de 35,000 bienes áureos que se resguardan en el Museo del Oro- se refleja la necesidad del ser humano de trascender entre el supramundo, el inframundo y lo que existe entre ambos planos.
El supramundo simboliza lo masculino, lo racional, lo blanco, lo árido. En este estadio se encuentran las aves; en medio, los seres humanos; y el inframundo se relaciona con lo femenino, lo nocturno y lo húmedo, explicó.
Esta característica se vincula con “una búsqueda de la totalidad a través del equilibrio entre lo positivo y lo negativo. Siempre alrededor de la fertilidad universal”, señaló la conferencista.
Por su parte, Leonardo López Luján destacó que la suma de la información arqueológica, histórica y los estudios químicos, ayuda a revelar el verdadero valor de los objetos descubiertos, el cual va más allá de sus características físicas.
Un ejemplo, detalló el titular del Proyecto Templo Mayor del INAH, es el llamado Tejo de Oro, un objeto histórico invaluable por su estimación cultural, de 5.4 centímetros de largo y 1.930 kilogramos de peso, hallado el 13 de marzo de 1981 durante un proyecto de salvamento arqueológico conducido por el instituto en un área del Centro Histórico de la Ciudad de México, la cual en tiempos antiguos correspondía a la calzada que unía a Tenochtitlan con Tlacopan.
Actualmente, abundó, esta barra de oro, consignada también en fuentes históricas como las crónicas del conquistador Bernal Díaz del Castillo o en los Primeros memoriales, de fray Bernardino de Sahagún, “se expone en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología como el único testimonio arqueológico de la llamada Noche Triste”, acontecimiento histórico de gran relevancia para las y los mexicanos.
Como cierre a la conferencia, Clemencia Plazas de Nieto subrayó que la orfebrería indígena revela la relación que las culturas indígenas tenían con la naturaleza, con el cuerpo humano y con la concepción del funcionamiento de la vida y la muerte, de ahí la importancia de su preservación, análisis y estudio.