Celebran el 25 aniversario del Premio Nacional de Poesía Tintanueva en la Sala Adamo Boari
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), mediante la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), celebraron el 25 aniversario del Premio Nacional de Poesía Tintanueva en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, con la presencia de algunos escritores que han obtenido este galardón.
Participaron la poeta Mirtha Luz Pérez Robledo; el escritor, promotor cultural y comunicador Alejandro Ordorica Saavedra; el escritor y profesor Manolo Mugica, así como el poeta y sociólogo Alejandro Reyes Juárez, quienes compartieron algunos poemas de su autoría; y como moderador estuvo el poeta y director de Tintanueva ediciones, Federico Corral Vallejo.
En su intervención, Corral Vallejo señaló que ha sido difícil mantener este galardón durante 25 años, sobre todo al tratarse de un premio independiente. “Este es un magno evento, pues mucha gente ha trabajado para que el proyecto no muera. Mantener este premio por 25 años no ha sido fácil. Cada vez que las personas se reúnen para escuchar poesía, estamos acudiendo a un acto de fe, a la celebración de la palabra, pues eso es la poesía”, dijo.
Recordó que, a pesar de que Tintanueva se creó en 1997, la primera edición del premio inició en 1999, con el apoyo de Antonio Castañeda, Premio Aguascalientes 1982, y de Carlos Montemayor, el máximo escritor parralense, quien fungió como voto de calidad. El primer galardón lo recibió María Luisa Jara Rodríguez, de Chihuahua, con su poemario, Besos de sal amarga.
Asimismo, felicitó a la autora chiapaneca Marlenne Villatoro, por ser la más reciente ganadora del galardón, por su obra Reflejos y matices de un collage.
En tanto, Ordorica Saavedra habló sobre Inmediaciones del delirio, obra con la que ganó el galardón en 2005, un libro dividido en tres partes: Paraíso adentro, que contiene 20 poemas breves; la segunda, Jardín de rumores, que incluye aforismos poéticos, y cierra con una Oda a la manzana, fragmento final que leyó durante su participación.
En tanto, Manolo Mugica leyó fragmentos de Antievangelios, obra con la que mereció el galardón en 2010, y explicó que este poemario es irreverente, pues interpretó los evangelios como “las buenas nuevas”, por lo que este título podría entenderse como “las malas viejas”, lo que representa los malestares de siempre. Posteriormente dio lectura a los poemas Génesis, Poema del día ocho, Memoria de un poema perdido y Los crímenes de la vida.
Por su parte, Reyes Juárez rememoró que hace una década su libro, Al filo, recibió el Premio Nacional de Poesía Tintanueva y refirió que es una obra escrita en prosa y dividida en dos apartados: En el borde y Desde el vértigo.
“Al filo es un poemario que muestra lo que es para mí la poesía, mi forma de mirar el mundo. En el que la voz poética llega al filo de la realidad, de la vida, de la muerte, de la locura y de la imaginación, como aquel que busca cruzar un precipicio con una barra de equilibrio y no siempre lo logra”, agregó antes de leer algunos poemas.
Finamente, la poeta Mirtha Luz Pérez dedicó su lectura a todas las mujeres, a periodistas, personas desaparecidas y a su hija Nadia Vera. “A la violencia contra nuestra Nadia le siguió la violencia institucional, dosificación de la información, que también se llama tortura, encubrimiento, opacidad, falta de protocolo, falta de investigación, revictimización. Todo el modus operandi de un Estado criminal que no se mide cuando decide poner en acción toda su maquinaria”, leyó.
“Ya no hay nada tangible que nos restituya. Solo nos queda el ritual de las palabras, pues la palabra es el impulso creativo para crear cada día. Acudir al lenguaje, a las palabras. La poesía es el lugar donde el lenguaje toma forma, la poesía es la única prueba de la existencia de dios. En la poesía todo puede acontecer, restaurar, resarcir, resanar, recordar, retorna, regresar y reparar”, concluyó.