Un pequeño acto para preservar nuestra la salud… y la del medio ambiente

Es una escena habitual: con el cambio de estación aparecen los primeros catarros y, al buscar medicamentos en el botiquín, algunos han superado su fecha de caducidad. El primer impulso de algunas personas es, por desconocimiento, tirar los fármacos a la basura, ya que una vez ha vencido la fecha establecida, pueden perder su eficacia y suponer un riesgo para la salud. Sin embargo, cada vez más españoles son conscientes de que ese no deber ser su destino final.
Los medicamentos caducados deben depositarse en los Puntos SIGRE, distribuidos por las más de 22.150 farmacias que hay en España. Estos contenedores son fácilmente reconocibles por su forma cilíndrica, su color blanco y el logotipo en la parte frontal, una flecha circular abierta con una cruz en su centro.
Solo en el primer semestre de este año, gracias a este sencillo gesto, el volumen de este tipo de residuos depositados en los contenedores blancos de las farmacias aumentó un 3,75% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Son datos del último informe publicado por SIGRE, la entidad sin ánimo de lucro creada por el sector farmacéutico para gestionar los residuos de medicamentos y sus envases que se generan en los hogares españoles. Se trata de una cuestión de sostenibilidad, ya que cerca del 70% de los envases depositados en estos Puntos son reciclados posteriormente.
El compromiso de los españoles con el medio ambiente crece cada año. Según el mismo informe, el 90% considera perjudicial tirar los medicamentos sobrantes o caducados a la basura o por el desagüe, superando así una de las dudas más comunes entre la ciudadanía. Ahora bien, los residuos sanitarios no deben depositarse en los Puntos SIGRE. Mascarillas, gasas, agujas, termómetros, test de autodiagnóstico… son algunos de los productos vetados en estos contenedores. Por ello, si algún ciudadano no sabe qué hacer con estos residuos, lo más recomendable es consultar a su Ayuntamiento para que le asesore.
Un pilar de la Agenda 2030
SIGRE comenzó a funcionar en 2001, por iniciativa de la industria farmacéutica en colaboración con la farmacia y la distribución farmacéutica. Ya son 324 compañías farmacéuticas adheridas al Sistema SIGRE, según datos de la entidad. En estas más de dos décadas se ha consolidado como la mayor alianza medioambiental del sector farmacéutico para promover una economía circular y más sostenible.
Gracias al compromiso de SIGRE se evita que los restos de medicamentos y sus envases terminen siendo un agente contaminante para las aguas o los suelos, a la vez que permite reciclar los materiales de los envases recogidos. Pero más allá de esa misión responsable con el planeta, la organización sin ánimo de lucro cumple otra, esta socio-sanitaria: elimina el riesgo que supone para la salud el consumo de medicamentos sobrantes o caducados.
Desde la fundación de SIGRE, en 2001, se han llevado a cabo más de 3.500 iniciativas de ecodiseño
SIGRE también ha apoyado a la industria a mejorar algunas de sus prácticas. Desde sus inicios, la entidad ha elaborado nueve planes de prevención para contribuir a que los envases de medicamentos sean cada vez más ecológicos y sostenibles. En estos 23 años, las compañías farmacéuticas han llevado a cabo más de 3.500 iniciativas de ecodiseño, unas medidas que se incorporan de forma duradera en los nuevos formatos que se comercializarán en los próximos años.
De esta forma, se multiplican los ahorros en el uso de materias primas y energías necesarias para la producción de los envases, así como para el transporte y posterior tratamiento medioambiental que se les da una vez son recogidos.
Dónde van los medicamentos caducados
Los residuos de medicamentos y sus envases, depositados por los ciudadanos en los Puntos SIGRE, son retirados por las empresas de distribución, que aprovechan los desplazamientos cotidianos para llevar los medicamentos nuevos a las farmacias. Gracias a este sistema se garantiza el control farmacéutico y la trazabilidad de estos residuos, consiguiendo, además, ahorrar anualmente la emisión de 1.400 toneladas de CO₂ a la atmósfera, uno de los principales gases causantes del cambio climático y del efecto invernadero.
En los almacenes, estos residuos son depositados en una zona delimitada, aparte del resto de productos farmacéuticos. Permanecen bajo custodia hasta que los gestores autorizados los trasladan a la innovadora Planta de Clasificación de Envases y Residuos de Medicamentos, situada en Tudela de Duero (Valladolid).