‘Si las estrellas hablaran’
Entre más veo K-Dramas, más lástima siento por las telenovelas mexicanas y a las pruebas me remito: “Si las estrellas hablaran”.
Sí, yo sé que este título parece como un chiste para México porque Las Estrellas fue, durante décadas, el eje de nuestro entretenimiento, de nuestra formación ideológica y sentimental.
“Si las estrellas hablaran” es el más reciente éxito de la televisión coreana que desde que comenzó el año, nos está llegando por Netflix a través de un muy peculiar esquema de programación:
Un capítulo sube un sábado. Otro, un domingo. El caso es que estamos gozando de esta magnífica propuesta al mismo tiempo que las audiencias más exigentes de Seúl.
Mientras que nuestras telenovelas insisten en irse a otros países para adquirir historias que no necesariamente coinciden con nuestros valores y adaptarlas, ¿qué es “Si las estrellas hablaran”?
Una historia original, increíblemente familiar con cero broncas ideológicas, de valores, religión, etcétera, etcétera.
Se nota que Seo Sook-Hyang, su única escritora, cuando hizo esto, fue más allá de las exigencias de un departamento literario o de las limitaciones de una empresa que le exigió más “rating” con menos presupuesto.
Ella creó sin límites, pensando en las audiencias de todo el mundo, permitiendo que su imaginación fuera y viniera.
¿Sabe usted de qué trata esta “telenovela” coreana? De astronautas. ¿Así o más alucinante? ¿Así o más libre?
A nadie le importa si Corea tiene o no un programa espacial, si esto es creíble o increíble, o si esto educa. Lo que interesa es que funcione, que conecte, que enamore.
¡Y vaya que esta agradabilísima sorpresa enamora! No le voy a dar detalles para no arruinarle la experiencia pero si yo le pusiera un examen a este melodrama seriado, pasaría todas las pruebas.
Estructuralmente es de una perfección admirable. Las psicologías de los personajes van más allá de lo positivo. Los enredos son de no creerse de tan bien planteados y la producción, ¡Dios de mi vida!, ya la quisiéramos para la más cara de nuestras películas.
“Si las estrellas hablaran” es una poderosa historia de amor. El galán no es precisamente lo que en Hispanoamérica entendemos por galán. La heroína, menos.
Y yo creo que por eso engancha de una manera tan potente. Todas y todos somos como esos personajes: con destellos de humor, de valentía, de heroísmo y valores familiares.
A mí me encanta porque en contraste con lo que sucede en México cada vez que hablamos de historias de amor, aquí lo podemos hacer sin que nos dé vergüenza, sin importar si somos mujeres u hombres, si nos gusta llorar o reír, si somos fanáticos de las telenovelas de antes o de las películas de acción.
Yo sé que hoy, a diferencia de lo que ocurría en 2006, cuando comenzamos a gozar de manera legal de estas producciones, los K-Dramas son una especialidad con miles de fanáticas y fanáticos en todo México y con multitudes que los consumen con devoción, abriendo los más acalorados debates.
Para ellas y para ellos, “Si las estrellas hablaran” tal vez no sea nota, tal vez no signifique nada relevante.
Yo pienso que para quienes veníamos de ver telenovelas mexicanas en la televisión tradicional es algo mucho muy relevante, algo que jamás hubiéramos hecho en México, algo que nos habla, no de una brecha generacional, de una brecha cultural.
Y tenemos que reconocerla. Y tenemos que estudiarla. Y tenemos que cambiar antes de que acabemos perdiendo esta parte tan importante de nuestro legado cultural. ¿O usted qué opina?
Luche por ver “Si las estrellas hablaran” en Netflix. Le va a gustar. De veras que sí.
Opinión- Álvaro Cueva
Agencia: MILENIO