Se requiere moral para ser político y hacer política
El objetivo de esta columna es que le quede claro a mi querido lector(a), que aquellas personas que se involucren en temas de comunicación y campañas en las próximas elecciones en nuestro estado, deben tener presente que las técnicas de marketing político y la manipulación del discurso político (con la finalidad de inducir el voto hacia cierto partido o candidato) no puede darse al margen de la búsqueda de una sociedad justo, digna y libre.
Además, yo como politólogo, tengo claro que la contienda electoral que se suscitará en los próximos meses raya en la gesticulación y en la parafernalia, pues es bien sabido qué partido ganará las elecciones. No hay disputa real. Es por ello que los otros partidos y candidatos intentarán usar cualquier estrategia a su alcance con tal de dividir el voto, generar una guerra mediática y polarizar la opinión pública. No es lo mismo usar estrategias para vender un producto (una botella de mezcal, por ejemplo) que usarlas para posicionar a un candidato o ideología, lo cual repercutirá en el devenir de las personas y de su vida pública y privada.
La mercadotecnia política se basa en los principios de la mercadotecnia, pero aplicados a la política, que en este caso se refieren a la satisfacción de las necesidades de la ciudadanía. Las similitudes y diferencias entre la mercadotecnia de productos y la mercadotecnia política son variadas, pero van en el mismo sentido: ambas están en búsqueda de un objetivo común. Se valen de recursos similares para lograr su cometido y establecen una ruta crítica similar que desemboca en el alcance de sus metas.
En un primer momento, es necesario tener un piso mínimo de ética para que la política y la democracia funcionen correctamente, incluso en el mundo en el que se vive actualmente, en donde la ganancia económica representa uno de los principales motores de acción a nivel social, político y económico. Esto significa que lo que está en juego no sólo es un producto (o un candidato) sino la conducción política de determinado espacio, que impactará en la vida de las personas.
Para regir a la mercadotecnia política existen ciertos principios: Respeto a los derechos de la humanidad, libertad, honestidad, solidaridad. Todos los valores mencionados están interconectados el uno con el otro. Su utilización está en aras de servir al principio fundamental de la Mercadotecnia Política: satisfacción plena de las necesidades de la ciudadanía. No debe confundirse con ganar por ganar, a través de los medios que sean.
Existe algo llamado Sistema de Información Mercadológico que, como su nombre lo dice, es un sistema de información recopilada a partir de diversas fuentes con el objetivo de establecer el tipo de consumidores que hay en cada contexto. Debido a que en el caso de la mercadotecnia política se trata de los votantes, para obtener dichos datos se buscan diversas fuentes tanto bibliográficas como estadísticas. El uso de este sistema se basa en la correcta toma de decisiones durante la campaña y cuando se ejerza el cargo.
Por otro lado, para alcanzar las metas de votación se necesita el conocimiento de diversos elementos que tienen que ver con el entorno político, social, cultural y hasta geográfico y religioso. También es necesario conocer a los votantes, a la oposición, al partido y al mercado electoral. Todo ello para seleccionar o crear las estrategias correctas.
Del mismo modo, la segmentación se utiliza para clasificar al electorado en grupos homogéneos. Esto con la finalidad de establecer qué es lo que cada uno de dichos grupos necesita y el cómo se deben cubrir sus necesidades. La clasificación se hace a través de diversos criterios, los cuales responden a la lógica que sigue la vida cotidiana en cada contexto. Por ejemplo, si se trata de comunidades rurales o de una ciudad los valores cambiarían, lo mismo si se trata de un área donde hay muchas mujeres o muchos hombres, etc. Es importante definir cada uno de los elementos que juegan dentro del electorado y su comportamiento para poder separarlos y establecer necesidades individuales y no genéricas.
Otro punto importante es el presupuesto, ya que la elaboración de este es indispensable, pues la correcta utilización y administración del dinero responde a una campaña bien planificada en donde se empieza de manera vigorosa y se termina con mucha más fuerza. Finalmente, la mezcla de mercadotecnia política se basa en la utilización de diversas convenciones de la mercadotecnia aplicadas a la política. Se resume en que debe fundamentarse en el análisis e investigación del mercado electoral.
En conclusión, la planificación y elaboración de estrategias, así como el correcto ordenamiento de un plan de acción, son elementos clave para lograr el éxito, ya sea en la cuestión política o de mercado de productos. Si bien es cierto que la mercadotecnia política se basa en la mercadotecnia común con las debidas diferencias, es necesario recalcar que, en donde se encuentran las similitudes es la parte metodológica pero nunca en el impacto que supondrá. La política nunca ha dejado de tener una fuerte carga moral. La venta de un producto jamás se asemejará a la victoria de un candidato.
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