Rosario Piedra debe irse

Pocos errores fueron tan consecuenciales para la relación del gobierno de López Obrador con las clases medias ilustradas que haber impuesto a Rosario Piedra como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Piedra no solo llegó al cargo mintiendo sobre su afiliación partidista y mediante un proceso marcado por el nepotismo y el madruguete procesal, sino que a lo largo de su periodo no hizo más que alimentar enemistades y fomentar discordias con organismos, movimientos e individuos que solían ser aliados de las izquierdas.

Sheinbaum ha propuesto tender puentes con académicos, activistas y defensores de derechos humanos que se han alejado del Obradorismo. No habría mejor señal de la solidez de tal compromiso que abrir camino para que Piedra salga de la CNDH.

Difiero de quien argumenta que el principal problema de Piedra es su afinidad con la izquierda del poder. Todo titular tendrá ideología. La asepsia doctrinaria no existe. Jorge Carpizo era Salinista. Madrazo Cuellar era Zedillista. Soberanes era antiaborto como el PAN. Plascencia Villanueva era Calderonista.

El problema real de Piedra no fue su imparcialidad ideológica, sino su falta de inteligencia emocional, su preferencia por incentivar discrepancias, avivar tensiones y propiciar hostilidades.

La cosmovisión de Piedra, el antagonismo, no cabe en un espacio donde se debe operar entre los agravios reales las víctimas, la legitimidad incuestionable de un gobierno ampliamente popular y los egos desbocados de algunos derechohumaneros.

Al frente de la CNDH no se necesita un opositor, sino una persona con legitimidad, capacidad de articulación y de coordinación con otras instituciones del Estado mexicano.

En lo personal veo tres perfiles que llaman mi atención.

Nashieli Ramírez Hernández, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México. Ramírez reconoció en su comparecencia que la autonomía no se trata de estar “peleada con la autoridad” sino en resolver y poner al centro a la víctima. Y presentó un informe crítico en contra de la caída de la Linea 12, aun si las víctimas no recurrieron a ella para solicitar apoyo.

Tania Ramírez Hernández, cofundadora de la organización HIJOS, para hijos de personas desaparecidas, exiliadas o asesinadas por motivos políticos. Quien habló de la importancia de dinamizar la relación de la CNDH con otras instituciones y tiene una larga trayectoria como defensora y activista. No es pariente de Nashieli.

Consuelo Morales, directora de la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos A.C. Consuelo tiene enorme legitimidad entre los defensores de derechos humanos y ha acompañado a las familias afectadas por la violencia, incluso ayudando a que un militar fuera sentenciado por realizar ejecuciones extrajudiciales.

Lo contenido en este texto es publicado por su autora en su carácter exclusivo como profesionista independiente y no refleja las opiniones, políticas o posiciones de otros cargos que desempeña.

Opinión – Viri Ríos

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