Retratos femeninos de Afganistán

El reciente regreso de los Talibanes al poder en Afganistán es un tema de preocupación internacional, en razón que, el tiempo que tuvieron el control del país en el periodo comprendido de 1996 al 2001, se caracterizaron por la imposición de un régimen autoritario y violador de derechos humanos, en especial por el trato discriminatorio contra las mujeres, pues, bajo este gobierno las mujeres pasan a ser relegadas a una persona que equivale según la ley islámica a la mitad de lo que un hombre justo ante los tribunales, no se les permite realizar actividades que nosotros consideramos cotidianas en un país “libre y democrático”, se acallan sus risas, se les obliga a cubrirse el cuerpo entero con el “burka” para que nadie pueda verlas y se les corta de tajo sus aspiraciones académicas, sociales y culturales.

Lo anterior, suena a una película de terror en la que el avance y la evolución de las sociedades, pausa y retrocede en el momento en que radicales toman por asalto nuevamente el control de la vida de más de 37 millones de personas, para imponer de manera absoluta la ley islámica, también conocida como ley Sharia, la cual se fundamenta en cuatro pilares: el Corán, la Sunna, el Ijma,  y el Kiyas. Siendo las dos primeros en mención (el Corán y la Sunna), las expresiones de la voluntad de Dios, las cuales deben ser obedecidas sin preguntas ni condiciones, mientras que el ljma, es un método de interpretación y dictaminación que se encuentra reservada a autoridades  que se han instruido en el islam y no se aceptan más interpretaciones que las suyas. Por lo que, la ley islámica no acepta adecuaciones ni modificaciones, en virtud que la palabra de dios es divina e inapelable, no es evolutivo ni cambiante como el derecho, y únicamente se somete a consideración de una minoría. Sin embargo, existen musulmanes (aunque en menor medida) que tienen una postura más flexible respecto a la interpretación de la ley islámica, en las que se consideran como medidas extremas la amputación de la mano a los ladrones y la lapidación de las mujeres en caso de incurrir en el adulterio.

Resulta importante resaltar que los derechos políticos, sociales y económicos que se han visto afectados durante la imposición talibán, y de los que se habría disfrutado durante los últimos 20 años, claramente a costa de la intervención estadounidense y constantes enfrentamientos armados entre los opositores, no solo atañen al sector femenino, sino a todo aquel que viva dentro del territorio afgano, por lo que la desesperación que se vio reflejada en los ciudadanos al saber que nuevamente los talibanes podían incidir en su vida en todos los ámbitos y coartar una libertad que creían conquistada, se haya reflejado en personas tratando de subir a los aviones llenos y otras colgándose de ellos, quienes lamentablemente perdieron la vida.

Aunque la nueva situación es de observancia general, y que todas las personas que residen en Afganistán tienen que regir su vida por la ley islámica de ahora en adelante, esta ataca de forma frontal y grotesca al sector femenino, las invisibiliza y silencia, les hace salir acompañadas de su protector o esposo todo el tiempo, les prohíbe usar maquillaje, las obliga a ocultar sus tobillos, las anula educativamente, las deshumaniza.

Sin duda, cada individuo o grupos de individuos tienen el derecho de creer y practicar la religión que decidan, y existen opiniones variadas en cuanto a que es lo que significa la liberación de la mujer y del hombre, no obstante, para quienes consideramos que la instauración violenta de un dogma religioso extremista atenta contra todas las libertades del ser humano, seguiremos condenando que sucedan este tipo de atrocidades.

 

-Mónica Marín.

Twitter: marindelaserna0

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