Quien se llevó mi queso
El 5 de agosto del presente año, la LXIV Legislatura del Congreso del Estado de Oaxaca, aprobó la adición al artículo 20 Bis de la Ley de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Oaxaca, la cual señala que, para la eliminación de formas de malnutrición de niñas, niños y adolescentes, se prohíben diversas actividades, como: la distribución de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico a menores de edad, en instituciones educativas públicas y privadas de educación básica y media superior, así como la distribución o exhibición de cualquiera de estos productos a través de distribuidores automáticos en instituciones educativas públicas y privadas de educación básica y media superior, siendo competencia de la Secretaría de Salud del Estado la aplicación, vigilancia y cumplimiento de dicha disposición, sin embargo, los padres, madres o tutores quedan exentos de la aplicación de dichos preceptos.
Lo anterior, se traduce en que cualquier persona menor de 18 años se encuentra legalmente imposibilitado para adquirir cualquier producto de los denominados coloquialmente como “chatarra”, y que solamente sus padres o tutores se lo podrán otorgar.
Dicha reforma fue publicada en el Periódico Oficial del Estado el pasado 4 de Septiembre del año en curso, por lo que ya es vinculatoria, y su promotora, la diputada Magaly López Domínguez, argumenta que se trata de un gran avance en la lucha para erradicar los problemas de obesidad y diabetes en las niñas y niños y que su iniciativa tiene como finalidad generar conciencia a la ciudadanía sobre la importancia de alimentarse sanamente, sin embargo, no se ha generado una sola campaña de concientización al respecto, ni se ha introducido en los programas educativos, por lo que no deja de ser una medida de sanción, no de prevención.
Por otra parte, el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Economía con la asistencia de la Procuraduría Federal del Consumidor, prohibió la venta de más de 20 quesos y 2 yogures por incumplir la normativa sobre ingredientes y comercialización de alimentos, lo anterior, para evitar el engaño a los consumidores mexicanos y proteger sus derechos, imponiendo multas a los infractores en términos de la Ley de Infraestructura de la Calidad, siendo que, los principales incumplimientos detectados son: utilizar la leyenda “100% leche” sin serlo, adicionar grasa vegetal para sustituir la leche que deberían contener en su elaboración, proporcionar un menor gramaje que el declarado en la etiqueta, no informar en la superficie principal de exhibición el porcentaje de uso de caseinatos para la elaboración de queso.
“Dura lex sed lex”, “La ley es dura, pero es la ley”, sin embargo, en una república como a la que pertenecemos, resulta preocupante la tendencia del Gobierno Federal de controlar hasta el nivel más íntimo de nuestras libertades, como lo es: de elección alimentaria; decía Charles Louis de Secondat, señor de Bréde y Barón de Montesquieu, en su obra “El Espíritu de las Leyes”, que una de las características necesarias para el correcto funcionamiento de una república representativa, es la libertad, entendiéndose como la facultad de actuar en bien de la humanidad, comenzando por la propia, ya que, los individuos que conformamos la población somos virtuosos por naturaleza, y solamente teniendo la capacidad de ejercer esa virtud, podemos evolucionar hacia la civilización, es por ello que la soberanía radica esencialmente en el pueblo, y se ejerce a través de los Poderes de la Unión, y los Órganos Constitucionales Autónomos, para lo que, los individuos cedemos parte de nuestra libertad en aras del bien común, otorgándole al Estado, el poder coercitivo para hacer valer sus determinaciones aún en contra de nuestra propia voluntad, es por ello que resulta tan peligroso permitir que dicho poder afecte nuestro ámbito más privado de libertad, como es la decisión de determinar qué comemos, pues es muy diferente, reitero realizar campañas de concientización y educación, a prohibir la compra venta de alimentos de cualquier tipo, sin dejarnos opción de elegir, debemos ser cuidadosos del sentido que están tomando las políticas públicas, pues el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.
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