Ópera ‘Beatrix Cenci’ se presentará por primera vez en Bellas Artes
Desde la poesía y la imaginación, Marta Eguilior, directora de escena, decidió abordar un tema delicado como el que denuncia la ópera Beatrix Cenci, ya que representar hechos violentos podría ser prácticamente insostenible para la emoción del público.
Del compositor Alberto Ginastera, el montaje se estrenará este 13 de octubre en el Palacio de Bellas Artes con la participación de la Compañía Nacional de Ópera, así como de la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes.
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Laberinto
Es un libreto un poco oscuro, que habla de la historia de Beatrix Cenci, una joven nacida en Roma en 1577, quien fue víctima del abuso de su padre, el conde Francesco Cenci. Años más tarde ella junto con su hermano planearon el asesinato de su depredador, pero fueron condenados a muerte en la Plaza del Popolo.
El relato ha sido romantizado en diversas obras artísticas, aunque la vida de Beatrix refleja un sufrimiento profundo “y lo más triste es que el incesto y las violaciones siguen sucediendo hoy en día”, lamentó Marta Eguilior, escenógrafa, dramaturga, actriz, artista visual y directora de escena de la ópera.
Un antes y un después
La directora española asegura que es una puesta en escena fantástica, situada en la época victoriana pero solo en los vestuarios, pues la historia cuenta con anacronismos escenográficos, así quiso conceptualizarla para poder concienciar, en cierto modo, al espectador.
Eguilior dice que habrá una actriz, que será la doble de Beatrix, con enormes dotes dramáticas para poder acompañar las escenas que realmente son muy fuertes o de mucha intimidad.
“La obra no tiene por qué situarse realmente, yo he elegido la época victoriana por un mero hecho estético. Creo que era un momento en que la mujer estaba muy cubierta en cuanto a sus atuendos, no se les veía ni las muñecas, ni los tobillos y mucho menos el cuello. Me parecía muy interesante abordar la fragilidad de la mujer a través de esa estética”.
“Creo que no habrá ningún problema porque en el momento en que el público entra a la ópera hace un pacto teatral entre lo que sabe que va a haber y lo que recibe. Sabemos que esas personas están cantando y aun así creemos en lo que nos están diciendo, por eso considero que simplemente tiene que ser un acto de fe”.