La política le pega al balón

Doha, Qatar. ¿La política y el futbol alinean en el mismo campo?, de acuerdo con Joao Havelange, presidente de la FIFA de 1974 a 1998, no; sin embargo el mundial de Argentina en 1978 y otros acontecimientos refutan lo anterior. Hay una relación extra cancha entre los momentos históricos-políticos y el deporte más bonito del mundo. Pero mejor vamos por partes:

Argentina. A finales de los 70’ se celebró la justa mundialista en el país sudamericano, donde el anfitrión de la mano de Mario Alberto Kempes se coronó campeón contra Holanda. Sin embargo la relación entre el gobierno encabezado por el militar Jorge Rafael Videla, pone en entredicho la alegría del triunfo mundialista y la relación con sus gobernados; ya que durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional el dictador llamó durante su discurso de apertura como “el Mundial de la paz”. Este mensaje fue contragolpeado por el periodista Ezequiel Fernández, quien lo califica como un proceso histórico que intentó fallidamente ocultar asesinatos, desapariciones y torturas a través de los festejos de los goles de Mario Alberto Kempes, héroe de la conquista.

Italia. En el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, en 1934 la pelota también la pateó otro dictador, con el número uno, el italiano Benito Mussolini, que implementó el régimen fascista, y pitó desde su palco el juego entre Italia y Checoslovaquia en el Estadio Nacional del Partido Nacional Fascista, el 10 de junio, ante la mirada de más de 50 mil espectadores. Dicen las crónicas deportivas que los italianos no fueron los únicos en realizar el saludo romano, también, el árbitro Iván Eklid alzó el brazo rindiendo honores a Mussolini. Este período se caracterizó por los regaños del fascista y su porra de “vencer o morir” que generó la victoria de los mundiales de 1934 y 1938.

Al medio tiempo, el Patrón de la época bajó al vestuario italiano y regañó a la talacha encabezada por Luis Monti, ya que el futbolista cometió una falta clara en el área que el árbitro no quiso sancionar. Mussolini le ordenó al juez “colaborar con la causa”, así que le advirtió al jugador de la Juventus disimular el apoyo arbitral.

México 68. En nuestro país no hay que olvidar la relación que hubo en los juegos olímpicos de 1968 y el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz. “Todo es posible en la paz”, era el lema; sin embargo semanas antes los estudiantes universitarios fueron carne de cañón de la sucesión presidencial, dejando una huella de autoritarismo en la historia.

Rusia. Pero no toda la política que rueda con el balón es negativa. De acuerdo con el comité organizador del mundial de Rusia este aportó 14 mil 468 mdd a su economía, el 1% de su PIB. En México dentro de cuatro años, de acuerdo con Yon de Luisa, presidente de la Femexfut, el Mundial 2026 dejará a nuestro país una derrama económica de más de 10 mil mdp.

Si bien el deporte tiene una íntima relación con los sucesos políticos que hay en su alrededor, no hay que perder de vista que cada país evoluciona un proceso histórico diferente y resultaría injusto juzgar con el conocimiento actual a las decisiones que se tomaron en el pasado alrededor del futbol, así como señalar con una mirada occidental la forma de vivir.

El mundial de Qatar será un acontecimiento histórico para dejar de estigmatizar su cultura, ya que de este lado personajes como Trump, Bolsonaro, Lula y la cotidianidad de la violencia en México cuestiona la superioridad moral de muchos críticos apocalípticos no sólo del balón, sino de la vida misma. ¿Sabían que el Instituto de Doha de Cine que se creó en 2010, la mayoría de las cineastas son mujeres? Tome nota.

*Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM. Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién @gersonmecalco

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