La ‘memoria’ del tejido adiposo podría ser clave en el efecto yoyó tras perder peso

Un nuevo estudio ha averiguado por qué algunas personas tienen dificultad para mantener las pérdidas de peso: las células "recuerdan" la obesidad e intentan evitar los cambios abruptos.

¿Por qué tras hacer dieta algunas veces volvemos a engordar muy rápido? Un nuevo estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha investigado en profundidad el conocido como “efecto yoyó”, y sus hallazgos podrían explicar ese rebote que sufrimos en el peso. 

Los científicos han analizado con células humanas y de ratón la secuenciación de ARN de un solo núcleo y el perfil epigenético, obteniendo revelaciones realmente sorprendentes. Sus hallazgos se han publicado en la revista científica Nature. Te los explicamos a continuación.

LAS CÉLULAS “RECUERDAN” LA OBESIDAD

El tejido adiposo, es decir, nuestra grasa corporal, no solamente se gana y se pierde por distintos motivos sin consecuencia alguna en nuestro cuerpo: los investigadores han descubierto que este conserva una ‘memoria’ de la obesidad a través de cambios transcripcionales y epigenéticos celulares que perduran en el tiempo, a pesar de haber perdido peso.

Este sería uno de los motivos por los que aquellas personas que han sufrido obesidad anteriormente tendrían probabilidades más altas que otras personas de volver a engordar. Este rebote o recuperación del peso perdido de manera relativamente rápida es conocido comúnmente como el “efecto yoyó”, del cual hasta ahora se desconocían las causas en profundidad.

Estos hallazgos explicarían por qué en algunos casos mantener la pérdida de peso resulta todo un desafío, y se tienen que mantener esfuerzos de forma constante para no volver a engordar.

Pero, ¿por qué ocurre?

Esta memoria obesogénica sería un mecanismo de defensa del propio cuerpo para protegerlo contra los cambios bruscos y constantes de peso. Y es que, aunque mantener un peso adecuado para cada uno de nosotros es una recomendación general de salud, las subidas y bajadas abruptas no hacen ningún favor a nuestro organismo.

Los investigadores indican que estos cambios podrían estar preparando a las células para respuestas patológicas en un entorno obesogénico, y las predispone a recuperar el peso perdido. Por tanto, si se abordan estos cambios en el futuro, se podría mejorar el control del peso y los resultados de salud a largo plazo.

En este sentido José Ordovás, director de Nutrición y Genómica en la Universidad Tufts de Boston (EEUU) y miembro de IMDEA-Alimentación (Madrid) y de CIBEROBN (Instituto de Salud Carlos III), ha señalado que el estudio “abre vías para terapias dirigidas, como medicamentos o edición epigenética, para reiniciar la memoria del tejido adiposo y mejorar el mantenimiento de la pérdida de peso.”

A pesar de que la investigación todavía presenta algunas limitaciones y requiere de más análisis, sus implicaciones en el mundo real son directas, ya que contribuyen a reducir el estigma y a poner énfasis en la necesidad de seguimientos personalizados y de larga duración.

Los enfoques en las políticas de salud pública actuales también podrían cambiar para establecer una intervención temprana que evite que se establezca la memoria obesogénica en el organismo de las personas, y así introducir la innovación científica en el ámbito preventivo de la salud pública.

National Geographic

error: Content is protected !!