La 4T (¿o AMLO?) y los paradigmas de la teoría económica ortodoxa

Los hoy añejos economistas hemos perdido la tierra-por fortuna teórica-bajo los pies. En México la 4T ha hecho polvo los paradigmas que nos transmitieron nuestros maestros, aclaro, no marxistas.

En primer lugar el axioma que “primero había que producir y después distribuir el pastel”. Que era otra forma de pontificar sobre “la lluvia arriba (benéfica para los poderosos) garantizaba que se filtraría después a los de abajo. Se desmintió por la creciente desigualdad que ha creado el peor de los mundos.

Sin omitir que esa desigualdad resultado de la concentración y centralización del capital la previo Marx. Otro axioma pulverizado es que el alza de los salarios irremediablemente provocaría la inflación. Reprimirlos fue labor en que nuestra generación de la UNAM, coopero.

Otro axioma fue que la inversión es la “reina o palanca” del crecimiento económico. Hoy vemos que el estímulo al consumo MASIVO, nos depara sorpresas. Otro axioma es acerca de la eficacia de “los polos de desarrollo”.

Hoy se esta procurando rescatar el concepto del equilibrio regional, otro axioma que sostuvo el maestro Sacristán Colás fue el carácter mágico de la tasa de interés. Esto ha replanteado la función del Banco de México: no solo controlar la inflación sino impulsar el crecimiento económico. Otro es desnudar la insoportable corrupción que creció como metástasis social.

Antes era-dijo el necio Peña- “parte de la cultura nacional”. Otro axioma oneroso fue la existencia de la “Burocracia dorada” y la existencia del “elefante reumático” esa burocracia que denunció “El Che”. Igualmente el considerar la economía como asunto social y no exclusivamente como responsabilidad de elites de “Doctores de Harvard”. Naturalmente se ha puesto en jaque final la tesis que la “Ley de la Oferta y la Demanda” lo resuelve todo y que es indispensable la conducción del Estado porque los “privados de iniciativa” solo ansían ganancias cuantiosas e inmediatas.

Esta parcial relaciona de desvaríos seniles repercute en los instrumentos de análisis económico hasta hace poco vigentes. En la UNAM contemplé que arrinconaron el análisis sociológico de los problemas económicos. Se impusieron avasalladoramente los “modelos matemáticos” olvidando que en la economía hay variables no mensurables. No es un proceso químico sino social. Así, que ahora a los economistas plantea la interrogante leninista ¿Qué hacer? Estos desvaríos los compartiré con mis cuates contemporáneos, mis “chavos” esperando no diagnostiquen “locura senil” y me pongan camisa de fuerza. Corro el riesgo. 2022 (“Año de Gracia” dirían los abuelos.)

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