Fabricar culpables
Es el 26 de septiembre del 2017 y están terminando las labores de rescate del Colegio Rébsamen. 19 niños y niñas, y 7 adultos murieron en el lugar tras el sismo que sacudió al centro y sureste mexicano el 19 de septiembre. Claudia Sheinbaum es la jefa delegacional en Tlalpan, donde se encuentra la escuela. Ya se alistaba para dejar el cargo e ir a competir por la Jefatura de gobierno. La terrible consecuencia de la negligencia y corrupción de autoridades, que permitió el colapso del plantel que funcionaba en la ilegalidad, amenaza con descarrilar su aspiración política.
Una de las mayores tragedias en la historia reciente de nuestro país requiere culpables rápidos, detenidos y encarcelados.
En plena conferencia de prensa le pasan un folder y da dos nombres: Juan Mario Velarde Gómez y Juan Apolinar Gómez.
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Juan Mario iba con su familia camino a recoger a una de sus hijas al campamento cristiano al que acudía año con año, en Querétaro, cuando lo detuvieron.
“Señor Velarde Gómez, traemos una orden de aprehensión en su contra por el homicidio de 19 niños y niñas y 7 adultos”, le espetaron agentes de investigación de la entonces Procuraduría capitalina. Juan Mario se volteó con su esposa que estaba anonadada: “no te preocupes, esto se va a aclarar rápido, yo no tengo nada que ver en esto.”
Hoy, lleva tres años privado de la libertad cuando no tiene culpabilidad alguna en lo sucedido en la tragedia del Rébsamen. Tras una audiencia de más de 15 horas, acompañado de su familia, escuchó cómo lo vincularon a proceso por el homicidio de los 26 fallecidos en las instalaciones de la escuela.
En esa audiencia estuvieron también los papás de los chiquitos que murieron. El dolor de ellos no puede ser descrito, merecen toda la solidaridad y acompañamiento. Merecen que caminemos con ellos en su búsqueda de justicia.
Pero la vinculación a proceso dista mucho de ser un proceso judicial ejemplar. El procedimiento impidió al inculpado explicar que las acusaciones que se le hacían eran falsas. Lo acusaban de ser responsable y Director Responsable de Obra (DRO), cuando su Cardex demostraba que no solo no era el responsable de la obra, ni siquiera era DRO.
“Yo soy inocente, yo no construí, no diseñé y no fui Director Responsable de Obra (DRO) del Rébsamen. Jamás fue mi intención que nadie perdiera la vida. Mi familia y yo lamentamos mucho el dolor de las víctimas; los tenemos en nuestras oraciones”.
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“Firmé un papel que no debí haber firmado en el 2014. Yo participé como externo en el trámite de constancia de seguridad estructural a petición de la entonces Delegación de Tlalpan. Pero el único profesional con la facultad para otorgar la responsiva de la constancia de seguridad es el Corresponsable de Seguridad Estructural, de acuerdo con el Artículo 71 del Reglamento de Construcciones de la CDMX”, relata.
Explica que existe un segundo trámite que se hizo en junio de 2017, donde otras personas revisaron el inmueble en materia de seguridad.
“La responsabilidad sobre las condiciones de un inmueble caen primero sobre la propietaria, segundo sobre el corresponsable de seguridad estructural cuya vigencia tiene 5 años y después del DRO, cuya vigencia dura 3 años. En último término, en la persona encargada profesional experto en protección civil”, narra.
Juan Mario no tuvo nada que ver con el Rébsamen desde el 2014, pero está detenido. ¿Dónde están las autoridades que en el 2017 avalaron las condiciones de la escuela en la que cientos de niños y niñas estudiaban?
Acusarlo de homicidio doloso, y tenerlo en prisión por ese delito, no es darle justicia a los padres de los niños fallecidos, es por el contrario, cobijar la impunidad. Si él permanece detenido, él o los responsables siguen en libertad.
¿Dónde están los verdaderos culpables de la tragedia?