¿En qué se parece Medio Oriente y México?
Como parte de la política internacional de la administración Trump, expresada en el slogan “Get our boys back”, el gobierno estadounidense firmó un acuerdo de paz en 2020 con la organización fundamentalista conocida como el Talibán. En Abril de 2021 el Pentágono comenzó el retiro de las fuerzas Estadounidenses y desde entonces el gobierno establecido por occidente en Kabul fue perdiendo el control de todo el país. Mientras que la población vive con miedo al régimen fundamentalista del Talibán que impondría un sistema de gobierno basado en una interpretación radical de la ley islámica que limitaría los derechos de todas las personas, sobre todo los de las mujeres e implementaría un sistema de justicia que viola todos los derechos humanos.
Las imágenes de las y los afganos que tratan de salir de la capital son desgarradoras, las personas prefieren arriesgar su vida trepándose a un avión en pleno movimiento que vivir bajo el régimen del Talibán. En México esa imagen tiene un símil muy cercano a nuestra realidad, la de personas de Centroamérica tratando de subir a La Bestia, con el mismo riesgo de perder la vida. Y en ambos casos, las personas huyen por la misma razón, escapan de la violencia que se vive en sus comunidades producto de Estados fallidos que no pueden satisfacer ni las demandas más básicas para poder tener una vida digna y libre.
Medio Oriente y Centroamérica son regiones del mundo que siguen padeciendo las consecuencias del imperialismo norteamericano. Grandes flujos migratorios son ya la normalidad en ambas partes del globo, compuestos de miles historias desplazadas de sus lugares de origen. Personas a las cuales se les han arrebatado sueños y esperanzas, y se les niega de manera rotunda el pase que les daría la posibilidad de reconstruir su vida en un nuevo país en el que, de acuerdo con las estadísticas, sufrirán discriminación de algún tipo. Aunque, parece ser que eso es preferible a vivir bajo el yugo del Talibán o las amenazas de las Maras y por eso consideran que vale la pena el riesgo, a pesar de todo lo que dejan atrás.
Y ahora, la posición del gobierno mexicano parece ser de hipocresía o un doble estándar. Por una parte, ofrece asilo a los afganos que huyen del radicalismo islámico, pero pone barreras a quienes huyen del terror de las pandillas.