El uso de internet y las violencias inherentes
En el año 2016 se realizó en el país la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), la cual arrojó que 7 de cada 10 mujeres en México han experimentado algún tipo de violencia y, poco menos de la mitad de estas mujeres, señaló haber sido violentadas por su pareja sentimental. Si consideramos el violentómetro elaborado por Instituto Politécnico Nacional (2012) las expresiones de violencia pueden ir desde insultos, empujones, rasguños a manera de juego, burlas, etc. e ir aumentando de nivel hasta la violación, tortura e incluso el feminicidio.
Actualmente, la tecnología ha pasado a ser parte importante del día a día de la población, pues gracias a ella, se han creado herramientas que hacen más fácil la vida de muchas y muchos. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019, en México existen 80.6 millones de usuarios y usuarias de Internet de seis años o más, de los cuales, un poco más de la mitad, es decir 51.6%, son mujeres. De las actividades que realizan, la mayoría responde al entretenimiento, en un 91.5%, a la obtención de información, 90.7%, y para la comunicación, en un 90.6 por ciento. Las personas usuarias de internet representan más del setenta por ciento de la población total de seis años o más, lo que significa que gran parte de la población mexicana tiene acceso al Internet y a las TICs.
Aunque el internet ha favorecido el ámbito de la comunicación, el acceso a la información, el anonimato que brinda su uso incentiva actitudes que, en una conversación o en la interacción común, podrían calificarse como amorales o inaceptables para la comunidad y para el mismo individuo. La ausencia de límites reales en la web, la asemeja a un mundo de ficción donde se realzan las intenciones más profundas de las personas en el ámbito individual, grupal, colectivo y social. Se utilizan “máscaras” en la vida social para interactuar con las y los otros, pero en internet, se tiene permitido jugar con la construcción de un yo alterno que puede hacer realidad los deseos y acciones reprimidas sabiendo que las consecuencias no son reales, sino virtuales.
Aunque en la cotidianidad se puede interactuar con personas que aparentemente no son discriminatorias o violentas, es probable que, en el mundo digital, expresen los valores que verdaderamente las forjan; así como se puede ser alguien que promueva socialmente el respeto por las mujeres, paralelamente se puede ser alguien misógino en el entorno digital, lo que implica entonces que las personas han interiorizado los valores que reproducen la violencia contra las mujeres, aunque no lo demuestren en actitudes y formas de expresarse.
Lo anterior pone en relieve la ausencia de mecanismos definidos para la atención de violencia contra las mujeres, especialmente en nuestros días, donde las Tecnologías de la Información y Comunicación se han vuelto una extensión de la arena pública y de la vida social en general.
Es por eso que organizaciones como SocialTIC, Luchadoras y la Asociación por el Progreso de las Comunicaciones, se dieron a la tarea de investigar los casos de mujeres víctimas de violencia en los últimos años y a partir de los hallazgos, crearon una tipología de las agresiones contra las mujeres por medio del uso de la tecnología con el objetivo de tener una base que sirva de referencia para identificar las agresiones cibernéticas que enfrentan las mujeres en México.
Cabe mencionar que, en un mismo acto de violencia por medios tecnológicos, pueden agruparse varias agresiones, pues en la mayoría de las ocasiones, las formas de violencia son interdependientes. Lo anterior conforme a lo expuesto en el informe para relatora sobre Violencia contra las Mujeres, Ms. Dubravka Simonovic “La violencia en línea contra las mujeres en México”.
Con esto, resalto entonces la importancia de regular el entorno digital para establecer fronteras de acción para los individuos, una regulación que se ubique dentro del marco de los derechos humanos y la perspectiva de género para prevenir, sancionar y erradicar la violencia en contra las mujeres, pues no solamente se puede observar en el comportamiento de la sociedad, sino en sus deseos contenidos, sus normas morales, su omisión y en general, en todos esos elementos que no son perceptibles conductualmente.
Pensar en el espacio digital como un ámbito-extensión del mundo social es fundamental para asegurar a las mujeres y todas las personas, el derecho a vivir una vida libre de violencia, pues, aunque pareciera que en internet “todas las personas son iguales”, lo cierto es que, como se señaló con anterioridad, siguen reproduciéndose los órdenes estructurantes de la sociedad, como lo son las discriminaciones y las desigualdades de género contra las mujeres.
Politólogo – UNAM
Twitter: @Amir_pa_al