El discurso político
Se acercan las elecciones y las y los oaxaqueños estaremos muy expuestos a discursos de diferente índole (incluso a los no verbales). El discurso político (que en el argot popular se ha alejado de la acción política) está directamente relacionado con las mentiras, promesas e ideologías. Actualmente se ha revalorizado bajo la mirada de la comunicación política. Sin embargo, este sigue siendo objeto de críticas, pues en él están condensadas todas las características reprochables de la política.
Es por ello que las nuevas perspectivas sobre el tema apuntan la importancia de la comunicación en la política en el sentido de reconocer el conflicto y reconocer a los actores, denominados “el otro”, lo que implica que la comunicación, lejos de ser una degradación de la política, es un vehículo a través del cual se dan intercambios entre actores del terreno político que, al día de hoy, resulta vasto y extenso. En este caso, dichos actores se condensan en la opinión pública, periodistas y políticos.
Se trata del escenario donde se confrontan discursos que los electores resuelven mediante el voto; del mismo modo regula el proceso comunicativo y finalmente es un conjunto de reglas estrictas que permiten el funcionamiento de ese espacio de intercambio comunicativo.
Con ello cumple una doble función: la de apertura y cierre del debate entre los tres actores ya mencionados. Para ello se vale de tres funciones:
Contribuye a identificar los nuevos problemas que surgen.
Favorece la integración en los debates políticos del momento.
Facilita la exclusión de temas que han dejado de ser relevantes.
También se dan distintas situaciones dependiendo del contexto en el que se realicen. Por ejemplo, en periodo de elecciones la opinión pública –mediantes los sondeos– juegan un papel preponderante. Por otro lado, en una situación “normal” los medios de comunicación juegan el papel principal, puesto que son ellos que reconstruyen la situación que el medio político no puede ver. Por último, durante una crisis lo políticos son los que llevan la batuta, pues es su función la toma de decisiones, dejando un poco de lado la opinión pública y los medios de comunicación.
Por último, la comunicación política sirve de motor a la vida pública y desde la teoría política hay cinco razones por las cuales se puede apreciar esto. La primera de ellas es que no hay antagonismo estructural, es decir, no hay anulación del otro sino todo lo contrario: se establece un espacio en el cual los diferentes actores pueden intercambiar discursos contradictorios, pero siempre reconociéndose el uno al otro. En segundo lugar, está la importancia de los actores detrás de los discursos que, si bien son los discursos los que juegan el papel central, estos son emitidos por actores que reconocen el espacio en el cual se pueden expresar. En tercer lugar, se muestra la autonomía de las tres lógicas (política, información y comunicación).
A diferencia de teorías anteriores en donde se encontraban entremezcladas, hoy en día, la comunicación se da en diferentes esferas y niveles. En cuarto lugar, se entiende que es dinámica, debido a los cambios que se producen de manera constante, las diferentes tensiones del momento y los elementos externos que puedan alterarla, la comunicación política no es estática sino dinámica. Y finalmente, en quinto lugar, se dice que la política prevalece sobre la comunicación, entendido como que la comunicación no reemplaza a la política, sino que le permite existir.
En conclusión, la comunicación política agrupa tres fenómenos simultáneos: está en la realidad, se da en todas partes (al menos en contextos democráticos) y es posible apreciarla; es un medidor del nivel de funcionamiento de la política; y es un concepto distinto del de espacio público. Con esta nueva concepción de la política es posible entender las interacciones y espacios que se generan, en la cual esta puede existir y coadyuvar a la existencia de lo público y lo político.
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* Politólogo UNAM
Twitter: @vidanyhbo