El Día en que el Ejército Francés Honró a Porfirio Díaz al Sostener la Espada de Napoleón

Porfirio Díaz se conmovió casi hasta las lágrimas tras ser reconocido frente al sarcófago de Napoleón

Porfirio Díaz es un personaje muy controvertido en la historiografía mexicana, pues se le señala la dictadura que instauró por poco más de 30 años y todas sus consecuencias sociales. Pero también se le reconoce su carrera militar, entre numerosas cosas. Ejemplo de ello, fue el gran reconocimiento que recibió del ejército francés durante su destierro en París.

 

Tras la caída del porfiriato el 25 de mayo de 1911, tras más de 30 años de un gobierno poco o nada democrático, Porfirio Díaz salió exiliado de México a Francia junto a su familia en el mismo año. Tras la derrota, el oaxaqueño se estableció en París y no pasó desapercibida su estancia.

El 20 de julio de 1911, Porfirio visitó en los Inválidos, en París, el sarcófago del legendario militar y emperador francés, Napoleón Bonaparte. En un momento memorable para el expresidente mexicano, pues fue reconocido y honrado por el ejército francés al que enfrentó durante su intervención militar en México (1862-1867).

La Segunda Intervención Francesa (1862-1867) consagró la historia militar del entonces joven Porfirio Díaz, quien además de tener una participación fundamental en la Batalla del 5 de mayo en Puebla, enfrentó a las fuerzas conservadoras y francesas hasta la expulsión de los europeos en 1867. Dichas confrontaciones bélicas no sólo le valieron reconocimiento local que catapultó su carrera política, sino que se dio a conocer entre las tropas invasoras.

De acuerdo con un artículo publicado en 1911 por el periódico “Le Nouveau Monde”, durante la visita del expresidente mexicano a los Inválidos, el General francés, Gustave Niox, habría recibido y reconocido con múltiples halagos y palabras de respeto a Porfirio Díaz, con quien luchó durante la segunda invasión francesa en México.

Niox, le recordó y agradeció a Díaz su trató cuando fue su prisionero de guerra. Dicho artículo señala que el general francés narró que Porfirio tuvo actos honorables durante la confrontación, explica que el veterano mexicano le rindió honores a los generales y oficiales vencidos en combate, hecho que no olvidó Gustave.

 

“Estas palabras no las olvidaremos nunca, y nosotros lo saludamos respetuosamente, mi General”, habría dicho Niox a Díaz.

Díaz respondió las muestras de respeto con más cordialidad. El encuentro de estos veteranos de guerra llegó hasta el sarcófago del gran Napoleón Bonaparte, lugar donde Díaz recibió un último y memorable reconocimiento francés.

El General Niox se aproximó a la tumba de Napoleón, expresó palabras de respeto al difunto y a los presentes, y a manera de homenaje y reconocimiento, le pidió a Díaz que sostuviera la espada que Napoleón había usado en la batalla de Austerlitz (una de las más grandes de su trayectoria militar).

Porfirio, totalmente conmovido, dijo: “no soy digno de tener esta espada en mis manos”, a lo que Niox respondió: “desde la muerte del emperador no ha estado en mejores manos.”

De acuerdo con el artículo citado, Díaz habría besado la espada y con gran emoción y respeto habría dicho: “estoy reconocido de haberme permitido tomar entre mis manos la espada de este gran hombre, que ha merecido la veneración del pueblo francés, así como la admiración de todo el mundo”. Incluso se narra que los acompañantes mexicanos de Díaz soltaron lágrimas durante el reconocimiento.

 

Porfirio Díaz nunca se fue de París

El héroe de guerra, Porfirio Díaz, falleció en París el 2 de julio de 1915 en compañía de su familia. Cabe mencionar que durante sus últimos días la melancolía se habría apoderado del despiadado y progresista expresidente, pues se dice que recordó mucho a su madre y añoraba morir en su tierra, Oaxaca.

Díaz fue sepultado, inicialmente, en la iglesia de Saint Honoré l’Eylau, pues se tenía contemplado que sus restos descansaran en México. No obstante, el Gobierno de México no permitió su regreso, pues su mandato de más de 30 años era recordado de forma muy negativa en el país. Por lo que, en 1921 se exhumó su cuerpo y fue trasladado al cementerio de Montparnasse en París.

 

Han existido múltiples intentos por repatriar sus restos, no obstante, estos siguen descansando en París, Francia, sin que haya señales clara de que eso cambie.

Cabe mencionar que la negativa de que regresen los restos de Porfirio Díaz a México responde a la gran desigualdad social que perpetuó durante su largo y poco democrático gobierno.

En 1895 se contaban un total de 12.6 millones de habitantes en México, de los cuales solo el 2 por ciento representaba a la clase privilegiada con respecto al nivel económico y político. Por otro lado, la población trabajadora y más empobrecida, a quienes mantenían en deuda sistemáticamente en las tiendas de raya, incluso hasta la muerte, constituían el 90 por ciento de la población total.

 

 

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