Al menos 2 muertos y más de 1.000 estructuras destruidas por incendios incontrolables en Los Ángeles

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Un quinto foco, más pequeño, se encendió unos 60 kilómetros al sureste de la ciudad californiana, en Riverside, pero las autoridades informaron que está controlado.

Los llamados vientos de Santa Ana, que soplan con fuerza desde primera hora del martes, y la extrema sequedad del ambiente dificultan la tarea de los bomberos.

La situación, que cambia por momentos, dejó ya al menos dos muertos y “numerosos heridos”, informó el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, en una rueda de prensa ofrecida a primera hora de este miércoles.

“Por favor, prioricen su seguridad y el bienestar de quienes les rodean”, pidió a los ciudadanos. “Los fuertes vientos y la baja humedad hace que todos los residentes del condado estén en peligro”.

Miles de personas han sido obligadas a evacuar y más de 1.000 estructuras, entre viviendas y otros edificios, han sido devoradas por las llamas, dijo.

“El origen de los fuegos es desconocido y está bajo investigación”, subrayó.

Servicios de emergencia al límite

Los cuatro incendios en curso están “llevando la capacidad de los servicios de emergencia al límite”, añadió.

A los bomberos de la ciudad se les han sumado otros de los condados vecinos, y las autoridades de California han pedido ayuda más allá del estado. Nevada, Oregón y Washington ya han respondido al llamado.

Las autoridades también han urgido a los vecinos de todas las áreas a conservar la mayor cantidad de agua posible.

Las primeras llamas se registraron en Pacific Palisades, un área residencial de familias de clase media alta y salpicada de mansiones en el oeste de Los Ángeles, poco después de las 10 de la mañana del martes, y en pocas horas ya había quemado cientos de hectáreas.

“Parece un infierno”, le dijo a Los Angeles Times Lori Libonati, uno de los más de 30.000 residentes obligados a evacuar el barrio, antes de tener que abandonar la zona.

A última hora de la tarde, y unos 40 kilómetros hacia el interior, otro fuego se encendió en Altadena, un municipio del norte de Los Ángeles. Las autoridades se están refiriendo a ese incendio como Eaton.

En las siguientes horas se les sumó otro incendio al norte de Palisades, al que nombraron Woodley, y un cuarto en esa misma dirección, cerca del municipio de Santa Clarita, bautizado como Hurst.

Un quinto foco, menor que los anteriores y al que nombraron Tyler, se encendió en la madrugada del miércoles en el condado vecino de Riverside, pero está “100% contenido”, informaron las autoridades.

Una evacuación caótica

El proceso de evacuación en Pacific Palisades empezó siendo caótico, debido a las características de la zona residencial, sin suficientes rutas de acceso.

La principal vía de entrada y salida se vio colapsada por momentos, entre vecinos que huían por miedo a ser alcanzados por las llamas y bomberos que querían acceder a ella.

Y las autoridades tuvieron que usar maquinaria pesada para retirar los vehículos que bloqueban el acceso a los camiones cisterna.

“A las 10:45 de la mañana observaba unas llamas en las montañas de Santa Mónica y, en una hora, Sunset Boulevard estaba paralizado. Dos horas después, hubo un ataque de pánico masivo, con todos los vecinos tratando de evacuar a la vez”, cuenta la periodista de la BBC Lucy Sheriff, que vive en el área.

“Vi a un padre con su hija de 10 años, con el uniforme escolar, corriendo por la calle para tratar de ponerse a salvo y escuché una mujer mayor pidiendo ayuda para subir al auto y marcharse, pero nadie quiso o pudo ayudarla”, prosigue.

“Nunca recibí un mensaje para la evacuación ni una alerta de incendio, tampoco mi pareja. Me enteré por los vecinos, y el proceso de evacuación fue extremadamente frenético”.

Se evacuaron escuelas y centros de salud, y se habilitaron albergues para recibir a los desalojados.

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