¿Por qué AMLO visita tanto a Oaxaca?
El presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo presente en el estado de Oaxaca hace unos días con el objetivo de entregar instrumentos musicales de viento en San Juan Bautista Tuxtepec, así como para la inauguración de la Universidad para el Bienestar de Oaxaca y la celebración del 215 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez, en Guelatao de Juárez. Sin embargo, esta gira se suma a la larga lista de visitas que ha hecho el mandatario del ejecutivo federal al estado de Oaxaca. La pregunta es ¿por qué el presidente se toma tantas atenciones en el estado, siendo este gobernado por un partido que él ha tachado de corrupto y perpetuador del régimen?
Debemos tomar en cuenta el contexto en que nos encontramos: estamos a muy poco tiempo de que se celebren las elecciones más grandes (en términos numéricos) en nuestro país. En el estado de Oaxaca se elegirán 25 diputaciones de mayoría relativa, 162 sindicaturas, 153 presidencias municipales, 17 diputaciones de representación proporcional y 1,070 regidurías. Por otro lado, estamos en medio de una crisis sanitaria que hace imposible que el proceso electoral se dé de manera ordinaria.
También es muy importante tomar en consideración que en México se elegirán 15 gubernaturas, pero el estado oaxaqueño está desfasado: a nosotros nos queda un año más de gobierno priísta. Esto sin duda cambia el escenario político de nuestra entidad, ya que, mientras algunos estados tendrán una transformación completa en términos político-electorales – y muy probablemente esa sea la búsqueda y aspiración de algunos grupos políticos – Oaxaca tiene que conservar cierta mesura respecto a la elección de sus cargos, puesto que aún se encuentra el PRI en el poder y el ejercicio real de la política continúa en manos de la familia Murat.
Ahora bien, ¿qué relación hay entre este escenario y las visitas de Andrés Manuel López Obrador a Oaxaca? Para un primerizo no hay correlación, pues se trata de las relaciones diplomáticas que debe establecer el ejecutivo federal con los gobernadores de los estados. Sin embargo, no podemos darnos el lujo de ser tan ingenuos en un año tan dramático para el país con una coyuntura electoral, política y sanitaria.
En política nada es casualidad y toda decisión tiene una repercusión de fondo o de forma. Esto significa que, aquello que los europeos llamaron la realpolitik o el pragmatismo político, se ve ejemplificado en acciones concretas que se han llevado a cabo en estos dos primeros años de gobierno de López Obrador. Las visitas constantes a uno de los estados históricamente priístas, es sin lugar a dudas, una muestra clara de que la moderación, la medianía, la negociación y la deferencia continúan estando presentes en el estado mexicano.
Ahora bien ¿esto significa que hay pactos entre el priísmo oaxaqueño y el presidente? No lo sabemos realmente y asegurarlo sería aventurarse en un terreno desconocido, lo que sí podemos afirmar y ver es el ejercicio simbólico del poder; la aparente apacibilidad en la que se encuentra el estado y la relación cercana que existe entre los Murat y la figura presidencial. ¿Cuál es la naturaleza de dicha relación? Para algunos es diplomática, para otros, es una relación que se ejerce mediante el uso de la fuerza política. Sea cual sea la naturaleza de esta afinidad, queda claro que tendrá repercusiones en la vida pública de nuestro estado para estas próximas elecciones.
En conclusión, los oaxaqueños saldrán a votar el próximo 6 de junio con fuerte afinidad por los preceptos morales de MORENA y con la timidez que supone el desenlace del gobierno en turno. Previo a ello, las candidaturas aflorarán en un entorno político hostil para MORENA y sus simpatizantes. La afinidad que ha mostrado el presidente con relación a Murat y el gobierno priísta en nuestro estado es digna de estudio. En política las casualidades están lejos de suceder, más aún, cuando se tienen las elecciones a la vuelta de la esquina.
Politólogo por la UNAM
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