El despertar del shoegaze

Nicholas Chaplin, el bajista y cofundador de la banda inglesa habla de su regreso a México y de cómo ven el panorama de la música y de la industria musical de la actualidad. Aseguran que aún le ven futuro al rock

Junto con My Bloody Valentine, Slowdive son la cabeza de un subgénero alternativo muy poco popular en su momento de gestión, digamos entre finales de los años ochenta e inicios de los noventa. Nos referimos al shoegaze. ¿Pero qué es el shoegaze y por qué debemos hablar de algo que no fue tan popular en su tiempo? ¿Qué relevancia puede tener?

Si hubiera un homólogo de Sixto Rodríguez (mejor conocido como Sugar Man) en el área de los géneros musicales alternativos, ese género sería sin duda el shoegaze: Una mezcla de retrospectiva y psicodelia sesentera, con las dudas existenciales y la nostalgia adolescente de los darks ochenteros; la distorsión del noise neoyorquino y la actitud de los brit poperos de los 90.

El shoegaze fue un género que por varias décadas se miró superado en fama por otros géneros dentro del rock alternativo, a pesar de tener enormes exponentes y obras seminales, como los discos Loveless, de My Bloody Valentine y por supuesto, la obra cumbre de nuestros referidos aquí: Souvlaki, de Slowdive. Discos que con el tiempo se han convertido en obras revaloradas y redescubiertas por una nueva generación de fanáticos que adquirieron su educación en el shoegaze gracias a las bondades de internet.

Pues bien, hace unos días platicamos con Nicholas Chaplin, el bajista y cofundador de Slowdive (quién por cierto, le dio nombre al grupo gracias a un sueño), quien nos habló del ascenso de este género al mainstream en los últimos años, así como de sus recientes presentaciones en México, que en total fueron tres; algo que hubiera parecido impensable en los años noventa, cuando el grupo comenzó a hacerse escuchar.

Nick, este año realizaron tres conciertos en diferentes ciudades de México. ¿Cómo se sienten al respecto?

Estamos muy emocionados de estar de nuevo en México. La última vez que estuvimos aquí fue hace quizá nueve años, en el Festival Nrmal. Nos emociona mucho estar de vuelta, y ver que ahora hay muchos fans. Lo sabemos por las redes sociales y por las plataformas de streaming. Sabemos que hay mucha gente en México que está escuchando nuestra música y nosotros también somos muy fanáticos de este país, así que es recíproco… Nos alegra muchísimo estar aquí”.

Desde su formación a finales de los ochenta, Slowdive se caracterizó por sus sonidos crípticos, saturados y de bajo espectro, creando la atmósfera perfecta para la autoreflexión adolescente sobre la soledad, la nostalgia o el desamor. Quizá por eso el movimiento shoegaze quedó bajo la fama de otros géneros alternativos de los noventa, como el britpop o el big beat.

¿Por qué conectamos con las nuevas generaciones? Nosotros también éramos adolescentes cuando lanzamos estas canciones y las emociones de estar triste y luego ya no, son universales

Muchos de sus fans actuales apenas eran unos niños o quizá no habían nacido cuando ustedes comenzaron. ¿Se han preguntado cómo es que lograron conectar con las generaciones posteriores?

Esa es una pregunta muy difícil de responder, porque al principio crees que sólo tienes un par de buenas canciones; de buenas y fuertes canciones. Entonces es complicado lidiar con el éxito cuando en la misma banda están las mismas personas desde 1992 o 1993… Y muchos años después tienes a la internet y todas sus oportunidades. Primero fue con YouTube y luego vinieron Instagram y TikTok, y de repente toda una nueva generación de adolescentes nos está conociendo, y entonces te preguntas: “¿Por qué conectamos con todos ellos?” Y la única respuesta que tengo es que también éramos adolescentes cuando lanzamos estas canciones y que esas emociones son universales. Tú sabes, el estar triste y luego ya no estar triste; estar divertido y luego ya no estarlo; la libertad, la esperanza, son cosas que sientes cuando tienes esa edad”.

Muchos de sus fans actuales apenas eran unos niños o quizá no habían nacido cuando ustedes comenzaron. ¿Se han preguntado cómo es que lograron conectar con las generaciones posteriores?

Esa es una pregunta muy difícil de responder, porque al principio crees que sólo tienes un par de buenas canciones; de buenas y fuertes canciones. Entonces es complicado lidiar con el éxito cuando en la misma banda están las mismas personas desde 1992 o 1993… Y muchos años después tienes a la internet y todas sus oportunidades. Primero fue con YouTube y luego vinieron Instagram y TikTok, y de repente toda una nueva generación de adolescentes nos está conociendo, y entonces te preguntas: “¿Por qué conectamos con todos ellos?” Y la única respuesta que tengo es que también éramos adolescentes cuando lanzamos estas canciones y que esas emociones son universales. Tú sabes, el estar triste y luego ya no estar triste; estar divertido y luego ya no estarlo; la libertad, la esperanza, son cosas que sientes cuando tienes esa edad”.

Su nuevo disco Everything is Alive ha sido un éxito que los ha tenido de gira desde su lanzamiento. ¿Crees que de verdad el rock esté muerto cómo muchos críticos han dicho y que sólo opciones como la de Taylor Swift sean el futuro de la música?

No, no lo creo. Es graciosa esta pregunta, porque el otro día entre nosotros estábamos platicando de esto y decíamos que no creemos que el rock esté muerto, a pesar de que hay muchos obstáculos para quienes hacen rock en estos días, como el hecho de que salir de gira es cada vez es más caro, particularmente para las bandas pequeñas. Pero esto que te digo pasa en todo el mundo: la gente no tiene tanto dinero en sus bolsillos para gastar en tantos conciertos, y entonces piensas en alguien como Taylor Swift que vende miles y miles de boletos, que por cierto, no son nada baratos. Pero cuando volteas hacia el rock ves que puede pasar lo mismo, por ejemplo con Oasisque si quieres ir a verlos con tus hijos te saldrá en una fortuna: ¡$700 dólares por un boleto! Imposible pagarlo para toda la familia. La diferencia es que no la ves (a Taylor Swift), quejarse de las tarifas dinámicas de los boletos como lo hizo Oasis, porque obviamente le beneficia.

“Entonces hay un sector de la gente que va a otros shows, donde quizá se gaste 30, 40 o 50 dólares, además de gastar en otras cosas durante el espectáculo. Y no necesariamente estos shows tienen como cabezas a Taylor Swift, Oasis, Blur o Sabrina Carpenter… Nosotros por nuestra parte le pedimos a los organizadores que mantengan los precios lo más bajo que se pueda. Y sentimos que somos muy afortunados porque la gente paga para ver nuestros conciertos. Por eso buscamos foros dónde pueda asistir la mayor cantidad de gente posible y dónde los organizadores transmitan los eventos, de ser posible, para que la gente que no pudo pagar su boleto lo vea a través del video”, agrega.

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