Milei, el primer presidente extranjero en reunirse con Trump, ¿qué ganaría con su regreso a la Casa Blanca?
Javier Milei hizo una apuesta arriesgada por Donald Trump y todo parece indicar que ganó con su victoria
“El trabajo que has hecho en Argentina es increíble”, halagó el presidente electo de Estados Unidos a su par argentino en la cena organizada este jueves por el America First Policy Institute en Palm Beach, Florida.
“Make Argentina Great Again. Funciona bien con la A, no funciona tan bien con otros países”, dijo Trump ante decenas de invitados en la exclusiva cena de gala que reunió a los principales líderes conservadores del país y futuros funcionarios del nuevo gabinete que asumirán el 20 de enero.
Antes de las palabras elogiosas de Trump, Milei se había referido al triunfo republicano de “remontada política más grande de la historia”.
“Gracias a ello hoy el mundo es mucho mejor porque soplan vientos de libertad muchísimo más fuertes”, dijo el mandatario argentino que este viernes hablará en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en la residencia de Trump en Mar-a-Lago.
Fue así que Milei se convirtió en el primer mandatario extranjero en reunirse con Trump tras su victoria.
Desde que asumió como presidente, Milei no ha dudado en mostrar su admiración y devoción por Trump, incluso en momentos en que la demócrata Kamala Harris parecía ubicarse primera en las encuestas.
Ya en los primeros días de gestión del libertario, al día siguiente de reunirse con el secretario de Estado Antony Blinken, Milei se fundió en un abrazo con Trump en medio de un evento de esta misma organización en febrero pasado.
Además, unos días antes, Milei había recibido al senador por Florida Marco Rubio en la Casa Rosada sin saber que más tarde sería nominado por Trump para ocupar el poderoso puesto de secretario de Estado.
También se reunió tres veces con Elon Musk –quién también estuvo en la cena de este jueves– aún sin saber que sería él quién lideraría el novedoso departamento de Eficiencia Gubernamental recientemente anunciado por Trump.
“La relación entre Milei y Trump es inmejorable”, dice el destacado doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Johns Hopkins, Roberto Russell, exdirector del doctorado de Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella.
Ahora, ¿qué implica la cercanía de Milei con Trump para Argentina?
“Es probable que Milei descubra que el alineamiento automático no suele traer muchas recompensas, solo dolor y acusaciones de traición”, dice desde Miami Anthony Pereira, director del Centro de América Latina Kimberly Green, de la Universidad Internacional de Florida.
Estos son algunos de los beneficios y problemas que puede generar el férreo alineamiento de Argentina a Estados Unidos, según los analistas.
Reafirmación de un estilo político
Milei levanta la mirada con altivez cada vez que dice que Trump “se siente más cómodo” trabajando con él que con el resto de los países del mundo.
Para Russell, quien define la relación de Argentina con Estados Unidos de “alineamiento absoluto”, la victoria de Trump es para Milei la reafirmación de un modo de hacer política.
El estilo “disruptivo, frontal, polarizante” que comparten Milei y Trump, además de líderes como Nayib Bukele o Jair Bolsonaro, le da oxígeno a Milei para mantenerlo y profundizarlo.
“En estos casos, la calidad de la democracia ocupa un lugar secundario. La idea de la concentración del poder aparece como algo vital para poder llevar a cabo reformas que implican un gran cambio”, afirma Russell desde Buenos Aires.
El mandatario argentino ha dado varias muestras del estilo disruptivo sobre todo en el plano internacional en la última semana.
A la renuncia forzada de la canciller Diana Mondino, le siguieron una serie de votaciones negativas y en solitario de Argentina a distintas resoluciones de la ONU sobre temas que van desde los derechos indígenas o el repudio a la violencia digital contra las mujeres y las niñas.
“Lo que quiere Milei es diferenciarse, él quiere estar solo, él quiere mostrar que su posición es casi única. A Milei no le importa la ONU, si fuera por él la cerraría”, comenta Russell.
En esa línea, Milei decidió esta semana retirar la delegación argentina de la cumbre del clima COP 29 en Bakú, Azerbaiyán, con el argumento que las “políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y buscan recaudar fondos para financiar vagos socialistas”.
“Esta decisión más que un cálculo estratégico de Milei parece un acto impulsivo y desesperado para complacer a Trump y convertirse en el favorito de la derecha mundial más dura”, dice Pereira desde Miami, quién asegura que Argentina de todos modos seguirá siendo irrelevante en la política exterior de Estados Unidos.
El plan económico
“Estamos exportando el modelo de la motosierra y la desregulación a todo el mundo”, declaró el presidente argentino el 12 de noviembre en el Meta Day Argentina.
La idea de que el enfoque de Milei sobre el gasto público en Argentina va a ser imitado por la administración Trump es, para Pereira, “ridícula”.
“Dudo que Trump tenga simpatía con el “anarco-capitalismo” o los impulsos libertarios de Milei”, dice el doctor en Gobierno de la Universidad de Harvard.
Estados Unidos tiene un déficit fiscal del 7,3% del PIB (Producto Interno Bruto), que puede financiar endeudándose en su propia moneda, mientras que Argentina no puede hacerlo.
Por ello, para el especialista, Trump no tiene la necesidad de avanzar con un plan de austeridad radical como el de Argentina para eliminar el déficit, por eso es importante ser cautelosos a la hora de hablar de las expectativas.
En especial, por las distintas miradas sobre la economía que tienen Trump y Milei.
Deuda externa y comercio
El gobierno de Argentina espera que la principal ayuda venga del sector financiero.
Las expectativas en el rol que pueda jugar Trump apuntan a la deuda externa de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde Estados Unidos posee capacidad de veto por ser el miembro mayoritario del organismo.
Existe el antecedente de 2018, cuando Trump facilitó un préstamo a Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri por casi US$50.000 millones, para un país que por su cuota no debería haber recibido más que US$16.000 millones.