Raíces, identidad y cultura mexicana
Los pueblos son producto de: sus libros, sus maestros, su historia. – Somos en última instancia lo que comemos y las costumbres. La razón esencial para sobrevivir, es el maíz, nombre de la planta nativa de América, la nominación es del caribe, pero su consumo data por lo menos de 5000 A.C. años y en el territorio mexicano, se han encontrado, vestigios de semillas cuya antigüedad se remonta a los años de 5000 aproximadamente los sitios, explorados de Tehuacán, Puebla y Tlacolula, Oaxaca.
Partiendo del concepto alimentos primarios, la milpa es un concepto prehispánico que integra: el maíz, la calabaza, el frijol, el tomate, chile y los quelites (una interrelación biológica y química de las plantas, las une y las ha mantenido reproduciéndose. La palabra maíz viene de una lengua caribeña, en náhuatl se conoció como: Tlaolli, maíz tierno Xilotl (jilote), cuyo vocablo persiste, Centi (mazorca, maíz maduro). El cuitlacoche (hongo que ataca la planta) significa (excremento de los dioses) muy apreciado en las buenas cocinas y de paladares de buen gusto.
Calabaza- náhuatl ayotl, frijol etl náhuatl, bizaca- hui (zapoteco), tomate, chile náhuatl- chili, cik (maya). Con la llegada de la Conquista, los europeos combatieron el consumo del maíz argumentando que lo comían seres menos inteligentes, promovieron el trigo y con las encomiendas obligaron a las mujeres a sembrarlo y fabricar diferentes tipos de panes.
En el México Independiente y Postrevolucionario, los técnicos agropecuarios desalentaban su producción por tener bajo rendimiento monetario frente a otros cultivos con mayor precio, por ejemplo, por el cacahuate, los campesinos dijeron que sembraban maíz, porque ese grano básicamente comían.
Durante la Dictadura Neoliberal Mexicana (1982- 2018), se abandonó definitivamente el campo mexicano y los Yankicentristas, propusieron recetas para expulsar campesinos parcelarios. Vicente Fox (2000-2006) decía que no ganaran en el campo nacional “Vayan a los Estados Unidos, allá hay chamba de jardineros, es un trabajo que no quieren ni los negros y a los mexicanos les viene bien”. El secretario de Hacienda en este sexenio, Agustín Cartens, se quejaba que se pagaba mucho por las importaciones de maíz (almidonero y pecuario) carente de proteína que los criollos nuestros tienen. El señor Doctorado en E.U. dijo que no explicaba porque se empeñaban en comer maíz, habiendo pan de caja, (barras rebanadas). La lógica popular es más sabia que los doctos graduados, que dijeron que no podían comer: tamales, pozole, gorditas y quesadillas de pan.
Los “genios” como Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, quisieron que se abandonara el consumo del maíz nixtamalizado, hervido con cal, para sustituido por polvo de maíz transgénico. El panorama de la ingesta y el consumo por persona ha dado giros que al paso del tiempo nos alejaron de la autosostenibilidad alimentaria. Los consumos alimentarios han ido a la baja y otros han aumentado, el gramaje por la falta de recursos monetarios familiares.
En relación a los 3 alimentos dominantes en la dieta mexicana analizaremos el consumo per cápita, partiendo de la base 1982 y el comportamiento en los tres años últimos del neoliberalismo. El maíz (1982) se consumían 304 gramos diarios por persona y para 2016 había aumentado tres veces, llegando a 912 gramos diarios por individuo y en 2018 llegó a 950 gramos por día. En relación a la producción de maíz si en 2016, el país produjo 28 millones de toneladas métricas anuales en tres años, su producción bajó en un millón de toneladas anuales. Las importaciones pasaron de 14 millones de toneladas a 17 millones entre 2016 y 2018, aumentando a 3 millones de toneladas en tres años.
El frijol en 1982 era consumido en 57 gramos diarios por habitante y para el trienio 2016- 2017- 2018, bajó a 27 gramos pro ingesta, perdió más de la mitad en peso y no se recupera la tendencia. Se perdió el 47 % del consumo diario, los frijoles se fueron al cielo, y el ciudadano pobre, aumentó el consumo de tortillas.
El trigo (pastas y pan), un indicador más del deterioro de la alimentación poblacional, es el desplazamiento a una dieta mayor triguera. Si en 1982 se consumía 38 gramos diarios de derivados de trigo en 2017 había aumentado a 175 gramos. El alimento reemplazado está integrado por sopas de pasta y pan. El consumo por persona aumentó 4.5 veces más por día. Esta canasta de alimentos ha podido mantener en pie a muchos mexicanos, pero el frijol es escaso en las mesas y maíz transgénico, sin proteína vegetal como los maíces criollos, aumenta.
Urge rescatar el campo todos a producir en cualquier espacio con tierra incluso en macetas, necesitamos sobrevivir ante la pandemia y los desastres naturales.