Carta a mi agresor

Dicen que la mente es selectiva y nos protege de aquellos recuerdos que nos lastiman. Sin duda que el tiempo ha sido mi mejor aliado para poder ir sobreviviendo aquello que me hiciste. Sin embargo, cuando hay violencia sexual, las heridas no terminan de sanar nunca y las consecuencias son para siempre. Hoy, los recuerdos no son muchos, son “flashbacks” de momentos que, desafortunadamente, marcaron mi vida para siempre.

Mis papás confiaron en ti. Mis amigos te recuerdan como un señor, 30 años mayor, cómplice en sus travesuras infantiles. Ibas por nosotros a la escuela, eras cómplice, nos íbamos de pinta. Teníamos 11 años. Eras, para ellos, la máxima diversión. Lo que no sabían era que lo hacías por estar cerca de mi; y no para cuidarme. Tu trabajo era cuidarnos y con ese cinismo abusaste, literalmente de la confianza.

Nunca te denuncié. Quizá en su momento no tuve las herramientas emocionales para hacerlo. Me ha costado, pero hoy sané sabiendo que hice lo que pude con las herramientas que tuve. De lo que sí me arrepiento es no haber hablado a tiempo. No porque te haya deseado algún tipo de mal, eso nunca, sino porque todos los días pienso en las otras niñas que quizá pudiste haber agredido. Niñas que quizá hoy no hubieran tenido la misma historia que yo, si yo hubiera hablado.

Qué importante la justicia. Qué irónico que hoy a eso me dedique. Y no por ti, si no porque tuve las herramientas y el apoyo para salir más allá de ti.

Guillermo, esta semana en México se conmemora el Día Internacional en Contra del Abuso Sexual Infantil. Guillermo, por hombres como tú, cobardes, México está entre los países con más violencia sexual hacia menores. Hombres como tú que, por sus inseguridades y machismos, destruyen la vida de millones de niñas y niños, que no tuvieron la suerte que tuve yo, de alguien que los protegiera.

Hoy México tiene una deuda con esos niños y esas niñas que viven bajo el mismo techo que sus agresores o que no encuentran una persona para poder gritar ayuda. Hoy en México la apuesta legislativa y social, tiene que ser para acabar con los Guillermos de las historias que hoy tantos menores, desafortunadamente, tienen. Basta de silencios. Ya son demasiados niños y niñas cuyos corazones están invadidos en tristeza por el silencio que predomina en este tema en la sociedad en la que vivimos.

Al final tú y yo estamos bajo el mismo cielo y deseo, sin rencor alguno, que en este país y en el mundo existan menos hombres como tú.

Atte.

Saskia Niño de Rivera Cover
La Niña, hoy Mujer que te sobrevivió.

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