Raperos mayas; la resistencia de sus tradiciones
Jesús Pat Chablé (árbol de bondad) es originario de Felipe Carrillo Puerto en Quintana Roo, tiene 30 años y es mejor conocido como “Pat Boy”; y es un rapero en idioma maya en la Península de Yucatán. Afirma que “está orgulloso de sus raíces”. Sus letras cuentan historias “sobre la vida cotidiana, la vida actual de los mayas, qué piden y cómo vive mi pueblo, del medio ambiente, poesías”. A la pregunta de ¿Qué piden los Mayas?, la respuesta es precisa, maciza y concisa, “piden respeto… que les den su lugar, hacer sus tradiciones, están limitados, no pueden opinar, quieren un líder”.
Desde 2018 ofrece talleres a niñas, niños y adolescentes de 13 y 14 años en escuelas secundarias y centros comunitarios. Cuenta que se dedica en un 80 por ciento a su vida musical, gracias al apoyo de una beca que ganó de la Embajada de los Estados Unidos. Sus ídolos musicales son Control Machete, Cartel de Santa, Molotov, Kinto Sol y Dr Dre. Sus principales canciones son Xíimbal Kaaj, que tiene más de 20 mil reproducciones en Spotify y 102 mil en YouTube.
En sus letras se relata la importancia de las lenguas mayas. Recordemos que “en 2020, la lengua indígena más hablada en México fue el náhuatl con alrededor de 1,6 millones de hablantes, seguida por el maya con 774 mil hablantes” (Statista). Sin embargo, de acuerdo con el INEGI al mando de Graciela Márquez, el número de personas maya hablantes disminuyó en 10 por ciento durante los últimos 10 años. Por lo que transmitir el maya a través del rap es importante e interesante para mantener las tradiciones. Uno de los sueños de “Pat Boy” es contar con un estudio de grabación, para que las y los mayas lo disfruten, y que se grabe una película de cómo aumenta el gusto de rapear. Su carrera le ha permitido presentarse en Los Ángeles, donde la comunidad oaxaqueña lo arropó, en 2014 en San Francisco y recientemente en la Universidad de Arizona.
Asimismo, de acuerdo con el psicólogo Moisés Romero Hernández en su tesis “El arte del rap y las resistencias”, por la FES Iztacala en la UNAM “se reconocen tres estudios artísticos y estéticos del rap su fuente (la calle), su forma de difusión (medios de información) y su creación/práctica (sin conocimientos estructurados). Este hecho se relaciona con el desplazamiento de la tradición oral, de la poesía como acto comunitario y de viva voz (popular); por la tradición escrita más propia de la academia, que convierte a la poesía en un acto solidario y silencioso (culto)”. En el rap maya se muestran estos rasgos.
Ya casi para terminar, la Maestra en Antropología por la UNAM, Adriana Dávila afirma en su tesis “Las batallas de rap como estrategia de reconocimiento, consumo y tensión en la escena: aportes y discusiones con raperos en Ciudad Juárez, Chihuahua”, afirma que “en el contexto del rap… sobre todo en México, la presencia femenina no es equitativa, ni en el número de raperas ni en los espacios que se abren para ellas. Hablando con Batallones Femeninos (y) mesas de discusión que hubo en la Cumbre Latinoamericana de Rap, doy cuenta de estas notables diferencias”.
Agrega que “es un hecho que ellas optan por no ser partícipes de las batallas, porque cuando lo fueron, obtuvieron un discurso machista, mismo que fue apoyado por el público y demás raperos”. Una de las conclusiones es que quienes crean rap, se mueven sin dificultad entre las arenas de lo oral y lo escrito, de lo popular y lo culto, convirtiéndose en artistas originales y partícipes activos de la literatura oral, como Pat Boy, que es vocero de la resistencia de las tradiciones mayas.
Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco